United States or United Arab Emirates ? Vote for the TOP Country of the Week !


¿Es decir, que mi obligación era quedarme toda la vida esperando a que se te antojase volver a acordarte de , como se queda un libro en un estante, hasta que su dueño tenga capricho de volverlo a leer? franco, mírame cara a cara y dime: si yo fuera libre, ¿hubieras vuelto a pensar en ? Dispensa la dureza, pero lo que ahora sientes no es amor, es envidia de otro.

Mírame todo lo que quieras, Lorenzo, si no he dicho una blasfemia. Te miro asombrado, sencillamente; creí que ibas a formular una protesta de respeto, de reverencia para las madres y vi en seguida que me equivocaba... una vez más.

Y él creyó que envilecida vendiera a otro amor mi fe. No, jamás,... la pompa, el oro, guárdelos el Conde allá; ven, trovador, y mi lloro te dirá cómo te adoro, y mi angustia te dirá. Mírame aquí prosternada; ven a calmar la inquietud de esta mujer desdichada; tuyo es mi amor, mi virtud... ¿Me quieres más humillada? JIMENA. ¿Qué haces, Leonor? LEONOR. Yo no ... alguien viene.

Y el gigante comía y comía, y Meñique no se quedaba atrás, sólo que no echaba en la boca las coles, y las zanahorias, y los nabos, y los pedazos del buey, sino en el gran saco de cuero. ¡Uf! ¡ya no puedo comer más! dijo el gigante; tengo que sacarme un botón del chaleco. Pues mírame a , gigante infeliz dijo Meñique, y se echó una col entera en el saco.

Pero cualquiera que sea el mal que te oprime, es preciso soportarle, y todos esos movimientos convulsivos son inutiles. Yo le soporto sobradamente. Mirame: yo vivo. Tu te agitas con terror, pero no vives. Te respondere que he vivido muchos anos, y que no cuentan por nada en el dia en comparacion de los que me faltan vivir.

Durante un rato bastante largo, don Juan siguió hablando de la casa de banca y presagiando infortunios: ella de cuando en cuando le decía: No te disgustes...; puede que todo se arregle... mírame...; anda, mírame. ¿No me quieres ya?

He soñado contigo... ¿No lo dudas? Mejor; así comprenderás al fin que hay besos más horribles que el de Judas, cerebros locos y almas de Caín. He soñado contigo... Han sido mudas horas de ensueño, horas de jardín, con los ojos abiertos a las rudas olas de olor que me brindó un jazmín. He soñado contigo... Mira; aun arde mi corazón en su postrer alarde. Mírame bien ¡oh amor! mírame bien.

Estragaíto del todo, querido... Figúrate que hace ya un mes que no puedo comer más que cosas frías. ¿Me quieres comer á ? Por lo frío podía pasar, pero eres demasiado duro. Mírame un ratito con esos ojillos puñaleros y me verás derretío. Te estoy mirando hace un año y no veo ninguna pringue en el suelo. ¿Á que no me esperas esta noche en la reja de tu casa? ¿Á que no echas conmigo un bailecito?

Con frecuencia me he representado la actitud que habrías tenido , con tu alta estatura; le habrías abierto los brazos para que pudiera refugiarse en ellos, como en un puerto donde las tempestades no se atreven a penetrar... pero, mírame y al decir esto dirigía una mirada de lástima a su cuerpo delicado y débil, cuyos flacos contornos se delineaban bajo la cobija. ¿Ese lenguaje no sería ridículo en mi boca?

Esta vez no se desmayó la Princesa; antes bien se paró muy colorada y dijo a la doncella: Mírame, mírame los labios; ese pájaro insolente me los ha herido, porque me arden.