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Actualizado: 5 de septiembre de 2024
Lo que en tiempo de los jesuitas se practicaba eran algunas más graves y disonantes penitencias, que los curas y superiores seculares del tiempo presente han prohibido; y sin embargo este presente año se me avisó que en uno de los pueblos de mi cargo habían vuelto a renovar algunas de ellas los indios, de cuyas resultas quedaron maltratados algunos en la cara y cuerpo, tanto que en muchos días estuvieron imposibilitados, por ser maltratados por ajenas manos, por lo que he reprendido a los que lo dispusieron, y prevenídoles no lo vuelvan a hacer.
Por un momento, pareció que estas reflexiones le tranquilizaban, pero en seguida volvió su corazón a latir con fuerza y su mente a trabajar. «¿Cómo explicar la extraña actitud de la señora Princetot?... Sus frases llenas de ambigüedad y sus terrores... ¿Por qué le había prohibido que viese de nuevo a Simón? ¿Por qué había exclamado con el espanto reflejado en sus ojos: ¡Ya es demasiado que se encontraran ayer!...»
La he prohibido que continúe las visitas, aunque sean á viejos amigos de su familia. Un hombre de honor no puede tolerar ciertas gestiones cuando se trata de su mujer... Confiémonos á la suerte, y ocurra lo que Dios quiera. Sólo el cobarde carece de solución cuando llega el momento decisivo.
Pero al cabo fué pareciéndole pesada, y entre bromas y veras concluyó por decirle: Basta, Pepe; no abuses del físico. A los postres, el mozo les dijo que un señorito que cenaba en un gabinete próximo con una señora, bebía una copa de champagne a su salud. ¿Quién es ese señorito? ¿Le conoces? El mozo sonrió discretamente. Me ha prohibido decir su nombre. ¿Es un amigo? Sí, señor conde: es un amigo.
Meditaba, sin dejar de seguir en sus evoluciones caprichosas las bocanadas de humo, mientras que en el fondo de su ánimo se preparaba sordamente una capitulación de conciencia: Después de todo, mi padrino me ha prohibido que vaya á casa de la señorita Guichard, pero no á los alrededores de esa casa.
El duque respondió altivamente que su mujer no se mezclaba nunca en sus negocios y que además lo tenía prohibido. Pero continuó la tentadora usted tiene una hija; y todo lo que usted posee debe volver a ella. No estaría bien. Pero replicó el duque mi hija tiene un hijo que es el de usted. Nuestras fortunas irán juntas al pequeño marqués. ¿Acaso no somos de la misma familia?
Por consejo de Moreno había prohibido que le sirvieran en las comidas hortalizas, porque éstas no proporcionaban ningún ácido fosfórico al cerebro, cosa que ellos necesitaban grandemente para sus dificilísimas investigaciones sobre la naturaleza.
La juventud no hace otra cosa. La danza es una especie de rito sagrado, prohibido durante la guerra; y todos se dedican ahora á bailar, con el fervor del fanático que al fin ve triunfante su perseguida religión. El príncipe recuerda su paso reciente por París. Nunca vió las mujeres mejor vestidas, con un hambre tan manifiesta de placer y de lujo.
Si le hubiese sido lícito representar comedias, quizás no hubiera hecho otra cosa en la vida, pero como le estaba prohibido por el decoro y otra porción de serias consideraciones, procuraba buscar otros caminos a la comezón de ser algo más que una rueda del poder judicial, complicada máquina; y era cazador, botánico, inventor, ebanista, filósofo, todo lo que querían hacer de él su amigo Frígilis y los vientos del azar y del capricho.
En los siglos XV y XVI se le honró, y muchos médicos disertaron larga y vivamente en pró y en contra de su uso. Fué condenado por un decreto de la facultad de Paris del 3 de agosto de 1566 y prohibido por un acuerdo del parlamento. Cincuenta años despues, la facultad escluia de su seno á uno de sus miembros, á Mr.
Palabra del Dia
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