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El comun de los hombres no posee ni la capacidad ni el tiempo que son menester para ventilar las cuestiones filosóficas sobre la existencia de los cuerpos, y decidirlas en pro ó en contra de Berkeley y sus secuaces: lo que necesita es estar enteramente seguro de que los cuerpos existen, de que las sensaciones tienen en realidad un objeto externo.

Al consignar estas breves frases en honor al celoso funcionario que ha prestado el concurso de su palabra, siempre elocuente, y de su voluntad, siempre inquebrantable, en pro de los intereses de la provincia, la Comisión cree que se hace intérprete de los sentimientos de la Diputación, al dejar estampado en este documento el tributo de respetuosa consideración que le merece el inteligente diputado y vicepresidente que fue de la Comisión

Aun los críticos que no hace mucho tiempo hablaban de los verdores de Pereda, y como que se resistían a considerar sus obras perfectamente maduras, se han rendido ante Pedro Sánchez, encontrando para ella un caudal de elogios que ciertamente no habían desperdiciado al juzgar Los hombres de pro o El sabor de la tierruca.

Responde la equivocación del narrador al quid pro quo del personaje, porque Moreno, en las perturbaciones superficiales que por aquel entonces tenía su espíritu, solía confundir las impresiones positivas con los recuerdos.

Habíasele presentado este disimulando, bajo su arrogante petulancia, el encogimiento y la especie de miedo receloso que suelen infundir los jesuitas a las personas mundanas que sólo les conocen por las mil patrañas que en pro y en contra de ellos corren contadas o escritas.

Y si vuestra altanería no quisiere que se me el prometido gobierno, de menos me hizo Dios, y podría ser que el no dármele redundase en pro de mi conciencia; que, maguera tonto, se me entiende aquel refrán de ''por su mal le nacieron alas a la hormiga''; y aun podría ser que se fuese más aína Sancho escudero al cielo, que no Sancho gobernador.

La Condesa no se atrevió a continuar la conversación, al ver lo exaltado que su hijo se ponía, y la vehemencia con que hablaba en pro de doña Beatriz. Allá, en el fondo de su alma, la Condesa se afligió mucho, imaginando que su hijo no tenía unas relaciones vulgares, un pasatiempo inmoral, pero sin consecuencias, sino una pasión vivísima.

Si tu fermosura me desprecia, si tu valor no es en mi pro, si tus desdenes son en mi afincamiento, maguer que yo sea asaz de sufrido, mal podré sostenerme en esta cuita, que, además de ser fuerte, es muy duradera. Mi buen escudero Sancho te dará entera relación, ¡oh bella ingrata, amada enemiga mía!, del modo que por tu causa quedo.

Y aquí es de notar que en la alternativa de la contradiccion, debemos optar por el discernimiento, teniendo como tenemos en pro una razon muy poderosa. Cuando se le ofrecerian dos figuras una regular otra irregular, y se le harian preguntas sobre las diferencias y semejanzas de las mismas, responderia disparatadamente hasta el punto de hacer sospechar que no las distinguia.

Y ya que nos encontramos con esta infracción legal, creemos procedente manifestar que uno de los alicientes más poderosos que podrían llevarse á Filipinas en pro de la lengua española, sería prohibir en absoluto que hubiese Gobernadorcillos, tenientes y jueces mayores que no entendiesen siquiera fuese medianamente el español, previniéndose que caso de no haber en algún pueblo indio que reuniese aquellas condiciones, se le pudiera proveer de autoridades, con naturales de otros pueblos.