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Actualizado: 5 de noviembre de 2025


Era el caso que en Vetusta los beatos y todo el mundo devoto consideraban el teatro como recreo prohibido en toda la Cuaresma y algunos otros días del año; entre ellos el de Todos los Santos. Muchas señoras abonadas habían dejado su palco desierto la noche anterior, sin permitir la entrada en él a nadie para señalar así mejor su protesta.

Obedecemos el uno y el otro, exclusivamente, ciegamente, a lo que nos encanta; lo que nos encanta es, tanto para él como para , imposible o poco menos, lograrlo; es una quimera o representa lo prohibido.

Por jácara, más que por espíritu de erudición, D. Rodriguín se había prohibido en absoluto la lengua castellana, y hasta las frases más familiares y las más insignificantes expresiones las latinizaba con zandunga, entremezclando siempre en su charla trozos de los clásicos y fragmentos de verso y prosa, vinieran o no a cuento.

Le he prohibido que haga eso conmigo y te da a ti esa mala broma. Por eso estás hoy tan pálido. ¿Pálido, yo? No lo creo. No le digas nada. Yo le prohibiré que haga estas tonterías. Y bajan los dos juntos. No se ve a Gertrudis en ninguna parte de la casa. Está en el jardín desde las cinco dice Martín sonriendo con complacencia.

No ya el hacerlo, sólo el pensar en hacerlo, en desmenuzar mis ideas, me da la aprensión de volver a sentir aquella horrorosa debilidad del cerebro.... No hablemos más de esto. Bastante hago si le escribo, pues prohibido me lo tienen. Pero entendámonos. Lo prohibido no es escribir a usted. ¿Hablo ahora claro? Lo prohibido es escribir mucho, sea a quien sea, y sobre todo de asuntos serios.

Antes la tentación era bella por el contraste, por la hermosura dramática de la lucha, por el placer de la victoria; ahora no era más que formidable; detrás de la tentación no estaba ya sólo el placer prohibido, desconocido, seductor a su modo para la imaginación; estaban además el castigo, la cólera de Dios, el infierno.

Después que el P. Arce se apartó del Padre Blende para encontrar por tierra las Misiones de los Chiquitos, esperó éste dos meses en aquel paraje resuelto á no partir de allí hasta tener primero noticia de su compañero; pero dos españoles que estaban con el P. Blende, el uno, piloto, y el otro capitán de la gente, disgustados mucho antes con el P. Arce porque les había prohibido la compra de esclavos, comenzaron á enfadarse de tan larga detención, y con verdaderas ó aparentes razones, hicieron instancia al P. Blende para que se volviesen.

Peor sería hablar de política, conversación que Baltasar había prohibido y a la cual la Tribuna se manifestaba más aficionada de algún tiempo a esta parte. No era del todo sistemática la conducta de Amparo al buscar publicidad en sus amoríos; su carácter la impulsaba a ello.

El amigo íntimo de Quintanar, era el dictador en aquel pueblo de árboles y arbustos. Los días que no iban de caza, el señor Crespo se los pasaba recorriendo sus dominios, que así llamaba al parque de Quintanar; podaba, injertaba, plantaba o trasplantaba, según las estaciones y otras circunstancias. Estaba prohibido a todo el mundo, incluso al dueño del bosque, tocar en una hoja.

Para esto necesitaba el permiso de don Roque, y no le era fácil conseguirlo. El comisario tenía miedo á sus superiores. El gobierno federal había prohibido esta fiesta en los territorios de vida primitiva, por ser causa de borracheras y peleas.

Palabra del Dia

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