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Leía mucho, y aunque joven, y al parecer ligero, tenía grande afición a los estudios serios; gustaba de las ciencias eclesiásticas, y siempre andaba a vueltas con la Moral y la Teología. Había que escucharle cuando soltaba la sin hueso.

Ella tampoco, pues tenía sus ojos fijos en Novoa, con una gravedad afectuosa de muchacha que ha hecho estudios serios, tiene su título de bachillera y puede comprender á un hombre de ciencia. Miguel oyó un fragmento de lo que decía el joven catedrático. ...Y cuando las corrientes glaciales del Polo llegan allá, ocupan el lugar de las aguas calientes, que suben á la superficie...

Indiqué a la Vizcondesa que aquel matrimonio, tan ventajoso por otra parte, me inspiraba serios temores respecto a la dicha futura de su hija. No conoce usted a Cecilia, caballero, ni sabe usted qué clase de educación ha recibido. Ha estado en el Sagrado Corazón, como todas las señoritas de la nobleza a quienes conozco.

Ella se mostraba siempre dulce y cariñosa, mas procurando encaminar la conversación hacia asuntos serios. Ricardo siguió acariciándola siempre que tenía ocasión para hacerlo; pero no volvió a obtener de ella la acostumbrada reciprocidad por más que hizo increíbles esfuerzos para conseguirlo.

Aquellos maestros serios no sabían cómo entender a un niño que improvisaba fugas dificilísimas sobre un tema desconocido, y se ponía enseguida a jugar a caballito con el bastón de su padre.

Púseme en seguida de rodillas para no oír la continuación de la historia, que prometía ser picante aunque poco a propósito para castos oídos. Traté de reanudar el curso de pensamientos más serios, pero me fue imposible... Apenas me había vuelto a sentar el murmullo llegó a más fuerte. Es el cuarto sombrero desde el mes de junio. ¿De veras?

No hagas caso de lo que digo. Tu madre sufriría un gran disgusto. El nombre de doña Bernarda, representación de la temible virtud, al caer en medio de la conversación puso serios a todos los del corro. Lo que más extraño dijo Rafael que deseaba desviar la conversación es que todos se acuerden ahora de la hija del doctor. Han pasado años y más años, sin que nadie pronunciase su nombre.

Detrás de la sonrisa forzada y triste de los trabajadores, un hombre observador podía leer bien claro la hostilidad. El cortejo de Salabert atravesó en silencio por medio de ellos, con visible malestar, los rostros serios, y con cierta expresión de temor. Las damas se apretaron instintivamente contra los caballeros. Al entrar en el parque murmuraron algunas: "¡Dios mío, qué caras!"

Hace cosa de tres o cuatro años tuve la infame curiosidad de ir al Campo de Guardias a presenciar la ejecución de dos reos. El afán de verlo todo y vivirlo todo, como dicen los krausistas, me arrastró hacia aquel sitio, venciendo una repugnancia que parecía invencible, y los serios escrúpulos de la conciencia. Por aquel tiempo pensaba dedicarme a la novela realista. Eran las siete de la mañana.

¡Ah, mis adoradores! exclamó ella riendo . No me hable de ellos; estoy harta... Le advierto, señor, que yo detesto a los muchachos. ¡Gente egoísta e insufrible! Me gustan más los hombres serios y de cierta edad. Saben querer mejor; rodean a una mujer de mayores atenciones.