United States or Angola ? Vote for the TOP Country of the Week !


Púseme en seguida de rodillas para no oír la continuación de la historia, que prometía ser picante aunque poco a propósito para castos oídos. Traté de reanudar el curso de pensamientos más serios, pero me fue imposible... Apenas me había vuelto a sentar el murmullo llegó a más fuerte. Es el cuarto sombrero desde el mes de junio. ¿De veras?

Cuando llegaron las siete y media de la noche, me vestí aquella famosa larga levita que tanto odiaba Gloria, pero que juzgué muy del caso en estas circunstancias. Púseme el sombrero de copa alta y una chalina severa de raso negro, y metiéndome los guantes salí de casa y me dirigí con todo el aspecto de un embajador a la morada de mi futura suegra.

»Al fin, cada cual se retiró a su aposento. Yo quedé en mi habitación y púseme a orar; cuando dieron las doce en el reloj del castillo, me encaminé hacia la capilla. Teobaldo me había precedido. »¿Eres , Carlos? pregunté. »No, hija mía me contestó una voz temblorosa. »Era Teobaldo.

Púseme a pensar qué haría, y parecióme esperar a mi amo hasta que el día demediase y si viniese y por ventura trajese algo que comiésemos; mas en vano fue mi experiencia. Desque vi ser las dos y no venía y la hambre me aquejaba, cierro mi puerta y pongo la llave do mandó, y tórnome a mi menester.

Púseme colorado; nunca Dios lo permitiera, pues al instante se puso uno que estaba a mi lado las manos en las narices y apartándose, dijo: -Por resucitar está este Lázaro, según olisca. Y con esto todos se apartaron tapándose las narices. Yo, que me pensé escapar, puse las manos también y dije: -V. Mds. tienen razón, que huele muy mal.

Púseme de un cabo y él del otro, e hicimos la negra cama; en la cual no había mucho que hacer, porque ella tenía sobre unos bancos un cañizo, sobre el cual estaba tendida la ropa encima de un negro colchón que, por no estar muy continuado a lavarse, no parescía colchón, aunque servía del, con harta menos lana que era menester.

A medida que nos acercábamos, las formas de aquel coloso iban aumentando, y cuando la lancha se puso al costado, confundida en el espacio de mar donde se proyectaba, cual en negro y horrible cristal, la sombra del navío; cuando vi cómo se sumergía el inmóvil casco en el agua sombría que azotaba suavemente los costados; cuando alcé la vista y vi las tres filas de cañones asomando sus bocas amenazadoras por las portas, mi entusiasmo se trocó en miedo, púseme pálido, y quedé sin movimiento asido al brazo de mi amo.

En cuanto descendió con la atención a las cosas del bajo mundo, me dijo con voz entera y mucha tranquilidad: Vamos ahora a tratar del asunto mío. Púseme gustoso a sus órdenes; rogóme que le ayudara un poco allí y salió del cuarto: llegóse al mío; metió la cabeza dentro de él; hizo lo propio en la alcoba del salón intermedio, y trancó luego la puerta de éste.

Comí y púseme el vestido con que solía hacer los galanes en las comedias. Fuime derecho a la iglesia, recé, y luego empecé a repasar todos los lazos y agujeros de la red con los ojos para ver si parecía, cuando Dios y enhorabuena, que más era diablo y en hora mala, oigo la seña antigua: empieza a toser y yo a toser, y andaba una tosidura de Barrabás.

Desde tal día, el servicio en la Cortadura y en Matagorda me entretuvo algún tiempo, y no me fueron posibles aquellas visitas, ya tristísimas, ya alegres, que hacía a Cádiz; pero al fin, como el asedio no era penoso, disfruté de algún vagar, y un día púseme en camino de la calle Ancha, con intento de resolver allí qué dirección tomar.