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Estas explicaciones arrancaron muchas veces largas carcajadas á la muchedumbre pigmea, que sentía compasión por la ignorancia y la grosería del coloso. En otros momentos, el enorme concurso quedaba en profundo silencio, como si cada cual, ante las vacilaciones del inventario, buscase una solución para explicar la utilidad del objeto misterioso.

Y la nube de jabón vino á desplomarse precisamente sobre la litera de Su Excelencia, que se volcó bajo el golpe, derribando á dos de sus portadores. Tales incidentes obligaron á los jinetes de la policía á dar una carga, haciendo retroceder á la muchedumbre. Volvió á abrirse un ancho espacio en torno al coloso, y sólo quedaron en este lugar descubierto los vehículos de las gentes distinguidas.

Accedió el coloso, sonriendo al pensar en la inutilidad de dicho registro. Además, el catedrático quiso hacerle admitir como un gran honor el hecho de que iban á ser las hermosas muchachas de la Guardia las que huronearían en sus bolsillos, en vez de aquellas hembras feas de la policía á las que había hecho pasar un mal rato.

Con el propósito firme de subirme a él cuando el casco acabara de hundirse, miré aquel árbol orgulloso en que flotaban trozos de cabos y harapos de velas, y que resistía, coloso desgreñado por la desesperación, pidiendo al cielo misericordia. Marcial se dejó caer en la cubierta, y luego dijo: «Ya no hay esperanza, Gabrielillo. Ni ellos querrán volver, ni la mar les dejaría si lo intentaran.

Dios, porque es eterno, es paciente; esta frase no si de Bossuet o de San Agustín, la recuerdo estos días al reflexionar sobre la caída de Napoleón. ¡Qué ejemplo de la divina justicia! ¡Cuántas ambiciones ha despertado el ver este coloso de la gloria elevado sobre el inicuo pedestal de barro!

Lo mismo que la vez anterior, dió varias vueltas en torno de él con la cara oculta. Al fin se decidió á subir á una de las piernas extendidas del coloso. Entonces pudo darse cuenta de que el visitante era más grueso que Popito y se balanceaba á cada paso.

Además hacían mayor la confusión muchas familias de la alta sociedad, que, al enterarse por los periódicos de un espectáculo tan inesperado, llegaban ansiosamente sobre sus rápidos vehículos. Estas gentes privilegiadas se iban colocando junto al coloso, sin que los oficiales de la policía se atreviesen á hacerles retroceder.

No queria sino dominar de una mirada aquel maravilloso conjunto; no quería sino recibir la impresion de aquel enorme promontorio, y veo perfectamente hasta los menores detalles. Este coloso que contemplo es el arco de más magnitud de que habla la historia.

Sirve en los guardias de la reina y es sobrino del duque de W., uno de los más altos personajes de Inglaterra. ¡! ¡Sobrino del duque de W. dijo el general como yo lo soy del Gran Turco! Es joven prosiguió Rafael , elegante y buen mozo, pero un coloso de estatura; de modo que es preciso colocarse a cierta distancia, para poder hacerse cargo del conjunto.

Se puso en pie sobre el pretil, y abrazado al ancla se arrojó al agua. Su cuerpo de coloso abrió en ella una grande brecha, que se cerró al instante. La mar profunda extinguió aquella chispa de vida, como tantas otras, con implacable indiferencia. Un marinero que le vió de lejos, corrió hacia el sitio gritando: ¡Hombre al agua! Otros tres o cuatro de las próximas embarcaciones le siguieron.