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Actualizado: 12 de octubre de 2025
Allí tenía almacenados todos los datos estadísticos sobre el costo de la alimentación del gigante. Leerlos equivalía á apoyar al gobierno, que solicitaba precisamente la destrucción del coloso por razones económicas.
En un día de tormenta ó inundación se vence la resistencia de éstas, se rompen las amarras y el coloso cae con estrépito, rompiendo las ramas de los árboles de la otra orilla; el árbol que cae, rompiendo sus ramas pequeñas, llega á descansar en la margen opuesta, convirtiéndose en un gracioso puente, sobre el cual se puede pasar sin temor. El acceso, no obstante, es algo difícil.
Así, puede verse en el Mar Rojo, en el de las islas Malayas y las de Australia, arrastrarse, fijarse allí el raro coloso llamado dugongo, que domina el agua con su pecho y sus mamas.
El paso de la representación al ser es un salto mortal en que han perecido los filósofos más sagaces y los genios más sublimes de la humanidad. Kant, el coloso, que ha batido las cataratas de mi inteligencia, atribuye al imperativo de la conciencia moral un valor absoluto fuera del tiempo y el espacio.
Todos los años escogen á la mujer más célebre para que haga este panegírico. Ahora me toca á mi, y no me atrevo á renunciar á una distinción tan extraordinaria. Flimnap afirmó al coloso que acababa de dar órdenes para que lo acompañase un buen traductor en su visita á la capital.
La mano misericordiosa del coloso le volvió á su seguro refugio; pero después de esta aventura mortal parecía haber perdido las ganas de prolongar el paseo y guió á su protector hacia la Universidad. Siguiendo sus consejos, Gillespie marchó lentamente para fijarse en todas las particularidades del edificio que Ra-Ra le iba explicando.
Su presencia podía excitar de nuevo la irritabilidad del coloso. Un simple destacamento de la Guardia acompañó á las autoridades y al profesor cuando se aproximaron al edificio. Flimnap empezó á dar gritos á la servidumbre para que volviesen todos á ocupar sus puestos, como si no hubiese ocurrido nada. Detrás del rebaño doméstico entró él con sus ilustres acompañantes y la escolta.
La llegada a Madrid del célebre cantor Tenorini puso cima a la gloria de María, por la admiración con que la encomiaba aquel coloso y por el empeño que manifestó en cantar acompañado de una voz digna de unirse a la suya.
Un momento después Valentina dejaba caer sus manos sobre las teclas y tocaba el Clair de Lune, esa profunda melodía de Beethoven en que cada nota parece el suspiro melancólico de un coloso.
Muy cerca del muelle de Greenwich estaba anclado el enorme coloso marítimo llamado Leviatan, la mas soberbia y la mas errada ostentacion del orgullo inglés, como soberano de los mares. Habia olvidado proveerme de un billete de entrada, y por eso no pude ver el monstruo sino exteriormente, todavía en construccion en el interior, y por lo mismo muy incompleto.
Palabra del Dia
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