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Actualizado: 8 de mayo de 2025
Algunas pensionistas, tratadas con esmero, están tranquilas y calladas en habitación clara y limpia, ocupándose en coser, bajo la vigilancia y dirección de dos hermanas de la Caridad. Otras se decoran con guirnaldas de trapo, flores secas o con plumas de gallina. Sonríen con estupidez o clavan en el visitante extraviados ojazos. También la hermosa mitad tiene sus jaulas de dobles rejas.
Atusándose gallardamente los mostachos, hizo hablar a Jacinto como adivinando sus deseos... Y poco a poco fue sabiendo todo lo que podía saber, aunque se lo explicaba a su modo... Por curiosidad revisó algunos números atrasados de El Correo de las Niñas y La Mañana, que traía su visitante en el bolsillo.
Más de una hora permanecimos admirando custodias, cálices, atriles, estatuas y toda clase de joyas, cuyo interés acrecentaban los eruditos informes del canónigo. Súbitamente, dejé escapar un grito de sorpresa. ¡Allí, delante de mis ojos, encerrado dentro de una vitrina y posado dentro de una peaña de oro, se hallaba un pájaro idéntico a mi visitante de aquella mañana!
El secretario estaba medio echado en una butaca, con el chaleco desabrochado y la corbata deshecha. Al ver al visitante se levantó, indicó con mano negligente un sillón enfrente del suyo y con una cara que expresaba grande asombro, pues nadie iba á aquel país sin estar obligado, dijo: ¿Á quién tengo el honor de hablar?
El padre Aliaga cerró el balcón, acercó un sillón á la chimenea, y dijo á aquel hombre: Sentáos, sentáos, señor Alonso, y recobráos; afortunadamente el visitante no ha sido molesto ni hablador; estos balcones dan al Norte y hubiérais pasado un mal rato. Es que no le he pasado bueno.
Los pequeños presos, al saber que el visitante no era un señor de los Juzgados, sino un hermano del Barrabás, abandonaban su posición rígida, aproximándose unos a otros para aprovechar este rato de inesperada tertulia. El pilluelo, viendo alejarse hacia estos grupos al empleado que acompañaba a Maltrana, se espontaneó más con su hermano; quiso deslumbrarle con las grandezas de su porvenir.
Tenían el encargo de velar por la seguridad del ilustre visitante. Esto se calienta dijo uno de ellos. René, como si adivinase lo que pensaban, se dispuso á partir. «¡Adiós, papá!» Estaba haciendo falta en su batería. El senador intentó resistirse, quiso prolongar la entrevista, pero chocó con algo duro é inflexible que repelía toda su influencia.
De pronto me asaltó la idea de que mi visitante fuese el demonio en persona, pero luego, mi raciocinio se sublevó resueltamente contra esta suposición. Yo nunca creí en el diablo, como nunca tuve fe en Dios.
Una amarga sonrisa plegó los labios de la señora de Freneuse. La pobre madre dejó al visitante contemplar un rato el lienzo y dijo con voz ahogada y casi sin timbre: Ahí tiene usted lo que él era. ¿Cómo estará ahora? ¿Qué habrán hecho de él?
Empecé a reflexionar qué pensaría de mí la gente del hotel cuando vieran la clase de visitante que recibía, porque el Saboya es uno de los más elegantes de Florencia; pero pronto se disiparon mis recelos, porque al salir, oí exclamar, en italiano, al portero del hall: ¡Hola, Babbo! ¿Algún nuevo remiendo?
Palabra del Dia
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