Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 8 de octubre de 2025


Por ejemplo, al pasar de un salon a otro, está sentado bajo el umbral un pobre viejo que lee con atencion, sin mirar á nadie; y como es imposible dejar de pisarle y estrujarlo al pasar, porque el hueco es muy estrecho, el buen viejo alza la cabeza y mira con extrañeza al visitante descortes. El viejo lector no responde, vuelve á agachar la cabeza y continúa su lectura.

Ha logrado conmoverme y quiero conocer el fin de su aventura... Como usted guste. Y el vigilante encendió un cigarrillo y fué á sentarse en la sombra para esperar al visitante. Ya ves, Jacobo, que tenemos los instantes contados. Voy á tener que dejarte y nada te he dicho de nuestros proyectos. Si esperas aquí que se pruebe tu inocencia, pueden pasar años.

Hay allí un cuadro tan complicado y vasto, tan encantador y sorprendente que el visitante no sabe por dónde comenzar ni á qué objetos dar la preferencia. Repito que no pretendo describir, porque no alcancé ni á medio-mirar la mitad siquiera de los tesoros de arte y curiosidades que en el Palacio de cristal se encuentran.

Una excursión por el bosque me ha llevado a dos pasos de Rosalinda y no me habría perdonado jamás estar tan cerca de usted y no entrar siquiera a saludarla... Al acabar sus cumplidos vio Delaberge en el fondo del salón a un visitante que se había levantado al entrar él y que se disponía a despedirse. Era un joven de mediana estatura, de aspecto rústicamente elegante y de una evidente robustez.

Si alguna tarde no llegaba, la dulce Penépole sufría una decepción. ¿Qué le pasará á don Pedro? preguntaba á sus sobrinas con inquietud. Esta pregunta la hacía algunas veces extensiva al hijo; pero Esteban, sin odiar al visitante, le apreciaba en muy poco.

Los muebles de nuestro amigo holgaban en la vasta sala de abovedado techo; pero el retrato de D. Juan de Pipaón, suspendido frente a la puerta de entrada, decía con sus sagaces ojos a todo visitante: «Aquí que estamos bien». Por las ventanas que caían al Campo del Moro entraban torrentes de luz y alegría.

Las tres ramas Nuezvana, Ponce y Ebro fueron poco fecundas y todo vino a caer en manos de mi distinguida visitante y de dos hermanas estériles, ya difuntas, a quienes heredó misia Melchora. Esta excelente señora hubo de su matrimonio un hijo, padre de Carlitos Nuezvana, y varias hijas, casadas con lo mejorcito de nuestra sociedad. Así, pues, misia Melchora es archimillonaria.

Poco después de mediodía, cuando ella fumaba su vigésimo cigarrillo, llamaron á la puerta. Transcurrió algún tiempo y volvieron á repetirse los golpes. Elena adivinó que, por estar ausente Sebastiana, las dos chinitas habían abandonado la casa después de servir la comida, vagando por el pueblo en busca de noticias. Fué á abrir ella misma y se sorprendió reconociendo al visitante. Era Moreno.

Lo mismo que la vez anterior, dió varias vueltas en torno de él con la cara oculta. Al fin se decidió á subir á una de las piernas extendidas del coloso. Entonces pudo darse cuenta de que el visitante era más grueso que Popito y se balanceaba á cada paso.

¿Ese? pregunté con sobresalto señalando hacia la sala donde resonaba lejanamente el eco de las voces de doña Flora y de su visitante. ¡Ese mismo!

Palabra del Dia

sueldos

Otros Mirando