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Mazzini la retuvo abrazada largo rato, y ella lloró desesperadamente, pero sin que ninguno se atreviera a decir una palabra. A las diez decidieron salir, después de almorzar. Como apenas tenían tiempo, ordenaron a la sirvienta que matara una gallina. El día radiante había arrancado a los idiotas de su banco.

Vaya, señor don Jeromo dice una voz en falsete para disfrazar la verdadera, desde el portal: á ver esas costillas que se están curando en el varal; esos ricos huevos de la gallina pinta que cacareaba en el corral, por, por, por, poner, por, ¡poner!... ¡Que !... ¡Vaya, que !...

Todos van 30 con ella; pero ella los conduce a su cubil. Aquí la zorra y sus cachorros se comen el pobre pollo y la gallina y el gallo y el pato y el ganso y el pavo. Los pobres no van al palacio y no pueden informar al rey que el cielo ha caído sobre la cabeza del pobre pollo. 35 En Extremadura vivía un hombre. El hombre era rico. Era muy rico.

Cuando regresan, la gallina les echa una reprimenda por su osadía; pero son tan mal criados, que al poco rato vuelven á hacer lo mismo.

1050 Yo también tengo algo blanco, pues tengo blancos los dientes; vivir entre las gentes sin que me tengan en menos: quien anda en pagos ajenos debe ser manso y prudente. 1051 Mi madre tuvo diez hijos, los nueve muy regulares; tal vez por eso me ampare la providencia divina: en los güevos de gallina el décimo es el mas grande.

Pero el príncipe había empezado a sospechar algo y cuando le dieron el vino, no lo bebió. La niña entró en el cuarto y empezó de 185 nuevo sus lamentaciones. Le dijo: Si no me reconoces esta noche soy perdida para siempre. No tengo otra cosa con que pagar mi entrada al cuarto. La hija de la bruja tiene la gallina de oro y el trigo de oro y el peine de oro, y la cruz de oro y la taza de oro.

A lo que el cocinero respondió: -Hermano, este día no es de aquellos sobre quien tiene juridición la hambre, merced al rico Camacho. Apeaos y mirad si hay por ahí un cucharón, y espumad una gallina o dos, y buen provecho os hagan. -No veo ninguno -respondió Sancho. -Esperad -dijo el cocinero-. ¡Pecador de , y qué melindroso y para poco debéis de ser!

A doña Rebeca le temblaron los pellejos a falta de otra cosa, y la poca carne con que Narcisa contaba para adorno de su persona se puso toda de gallina, muy áspera y granujienta; Julio se revolvió en la cama hostil quejoso, y la niña de Luzmela se sintió poseída de una vaga inquietud.

Luego le dijo: Dame la gallina de oro. No dijo ella. Véndemela entonces. ¿Qué quieres por ella? 165 Si me dejas dormir en el cuarto del príncipe, te daré la gallina. Bien dijo ella; dormirás allí. Abrieron las siete llaves y la niña entró en el cuarto del príncipe; pero antes echaron algo en el vino del príncipe para 170 hacerle dormir. Así la niña le encontró profundamente dormido.

Y unos le clavan al burro la cola en la pezuña, o en las costillas, o en la frente. Y otros la clavan en la hoja de la puerta, creyendo que es el burro. Dicen en los Estados Unidos que este juego es nuevo, y nunca lo ha habido antes; pero no es muy nuevo, sino otro modo de jugar a la gallina ciega.