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Actualizado: 5 de julio de 2025


Una vez asada, córtense en pedazos, echándoles un poco de su mismo jugo, muy bien desengrasado. PECHUGAS DE GALLINA. Abiertas y sin piel las pechugas, se pone en medio de cada una una rueda de jamón, se sujeta la pechuga con un hilo y se ponen en una cacerola con manteca de vaca, vino rancio y el zumo de una naranja, sal, canela y caldo de cocido.

Su voz y su risa, que resonaban constantemente en todos los ámbitos de la Aduana, no adolecían de ese sacudimiento trémulo á manera de cacareo de gallina tan común en la vejez: parecíase al canto de un gallo ó al sonido de un clarín.

Los que estaban furiosos eran los libre-pensadores que comían de carne en una fonda todos los viernes Santos. «¡Aquel don Pompeyo les había desacreditado! »¡Vaya un libre-pensador! »¡Era un gallina! »¡Murió loco! »¡Le dieron hechizos! »¿Qué hechizos? Morfina. »El clero, milagros del clero... »Le convirtieron con opio... »La debilidad hace sola esos milagros... »Sobre todo era un badulaque...».

Viendo D. Alvaro este gran desorden, hizo echar bando que cualquiera que matase uno destos que se iban al campo de los turcos, le diesen seis escudos, y así mataron algunos, y así no se huían tantos, y acaeció alguna vez que yendo á matar á los que se iban huyendo desta manera, los que iban tras ellos con sus armas para matallos, se huían también y se pasaban á los turcos, y había muchos que deseaban esta ocasión para huirse; y como los turcos vieron que los cristianos mataban aquéllos que se pasaban á su campo, en saliendo alguno, venían prestamente á defenderle, y al que tomaban á la hora le vendían, y ningún día había que entre día y noche que así de las galeras como del fuerte no se huyesen de 25 hasta 30 hombres, y destos, porque los turcos tenían relación cada hora de lo que se hacía de dentro del fuerte y en las galeras, y habían de mar y tierra aviso de todo, y la causa porque se huían era porque no les bastaba el agua que les daban, y porque era salada y les ponía más sed, y eran forzados de escoger este partido de irse con gran peligro de su vida á beber del agua de la gruta, la cual asimismo era salada, mas tan fresca, que con todo eso bebían hasta hartarse; mas pocos de éstos escapaban, y tenían por menos mal éstos ser captivos, que verse morir sin tener otro remedio, y no había día que por falta del agua de los enfermos y heridos no muriesen 25 ó 30 personas, y vinieron á comer los asnos y los caballos de una compañía que allí quedó, de la cual era capitán Bernardo de Quirós, y asimismo comieron los camellos que habían tomado á los moros, y una gallina se vendía por siete escudos, y no se hallaba, para los enfermos y heridos, y un cuartucho de agua de la cisterna se vendía, vez había, por medio escudo ó uno de oro.

El atlot hablaba de él con desprecio. Aquel gallina no podía darse el lujo de matar a un hombre. ¡Todo farsa! Otras veces, al abrir el herido sus ojos, veía la figura inmóvil y acurrucada de la mujer de Pep mirándolo fijamente con sus pupilas sin expresión, moviendo los labios como si rezase, interrumpiendo este silabeo mudo con suspiros profundos.

Pusieron en ella un leon entre un antélope y un cocodrilo; al lado opuesto un águila y un dragon, y entre ambos grupos una paloma, un halcon, un pavo real, una gallina, un gallo, un milano y un buitre. Todos estos animales eran huecos y vertian en el tazon de la fuente chorros de agua cristalina.

Un autor primerizo se halla en el teatro, según la frase vulgar, «como gallina en corral ajeno». La misma timidez que informa sus gestos y palabras, desautorizándole, eriza su camino de pequeños obstáculos. Sus incertidumbres, su miedo al fracaso, le hacen accesible á las observaciones de todo el mundo.

Todos los juegos no son tan viejos como las bolas, ni como las muñecas, ni como el cricket, ni como la pelota, ni como el columpio, ni como los saltos. La gallina ciega no es tan vieja, aunque hace como mil años que se juega en Francia.

¡Oh! dice la gallina el cielo ha caído sobre la cabeza del pobre pollo y vamos a informar al rey. Yo voy también, si quieres, responde el gallo y se marchan juntos el pollo, la gallina y el gallo al palacio del rey. 15 En el camino encuentran un pato. ¿A dónde vas? pregunta el pato al gallo. ¡Oh! dice el gallo, el cielo ha caído en la cabeza del pobre pollo y vamos a informar al rey.

Si se tiene que tardar un rato al servirla, se conserva muy caliente al baño maría, para que no se corte la salsa. GALLINA RELLENA. Después de limpia se la quita la piel con mucho cuidado para que salga entera. Se deshuesa y la carne se pica muy menuda, mezclada con lomo de ternera y jamón.

Palabra del Dia

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