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Pero existe en el interior mío una muy curiosa inconstancia: de pronto me posee un deseo ardiente de que nuestra amistad se convierta en amor, y al rato rechazo como absurdo semejante anhelo y prefiero prolongar indefinidamente esta situación ambigua, para que él pueda seguir añadiendo a los encantos que tengo los hechizos que me faltan. ¡Cómo debo haber embellecido en su imaginación!

Sofía, menos seductora a primera vista, promete, sin embargo, atesorar también grandes atractivos y ciertas cualidades de alma por complemento superiores a todos los hechizos. ¡Oh! ¡qué hijas me ha concedido Dios! ¡Parece que la Providencia y la Naturaleza se hayan puesto de acuerdo para favorecerme con sus dones! ¡Qué cuentas deberá rendir esta madre al Señor de cielo y tierra! Junio de 1818.

Desde este punto estratégico situado en el centro del concejo, D. Lesmes hacía constantes correrías por todo él, dejando á los hombres, pero no perdonando hembra alguna, ni por fea ni por vieja. Nadie conoció jamás un caballo de tan buena boca. Si se pudiesen poner en ristra las víctimas de sus hechizos, impondrían terror por la calidad tanto como por la cantidad.

No teniendo, pues, el Padre, más defensa que la confianza en Dios, se puso á rezar el Oficio Divino, cuando vió de repente junto á al cacique de los Quiriquicas, hombre de grande estatura y bien dispuesto; el cual, creyendo que en el Breviario estaban los hechizos que á él y los suyos impidieron el uso de los brazos, hizo fuerza por quitársele de las manos; mas el Padre, con buenas razones y modo propio de una caridad Apostólica, procuró disuadirle de su error, y prosiguió hablando de Cristo y de su santa ley, descubriéndole la perversidad y los engaños de sus Tinimaacas.

Antoñuelo era un mocetón gentil y robusto, muy simpático, aunque de cortos alcances, y decidido para todo, y singularmente para admirar a Juanita, a quien consideraba y respetaba, sometiendo a ella toda su voluntad como por virtud de fascinación o de hechizos.

Luego te escucha a ti; y la mirada atenta y buena tiene una pureza absoluta. "¿Qué significa, te preguntas, esa inconsciente virtud que protege sus hechizos?" En tu recuerdo no hay ahora una mujer comparable a ella. La miras como a un ser sobrenatural. De pronto, durante un minuto de silencio, estalla un lloro lamentable. Es en la estancia contigua, el niño. Ella corre, sobrecogida como .

No: Manuel podía rechazar esta sospecha cumplidamente, porque Felisa era tan modesta como desinteresada; no con la modestia que aparenta ignorar la propia belleza, sino con aquella otra que muy pocas mujeres tienen y que consiste en no abusar del poder que sus hechizos les conceden.

Es cómica, sin que el autor lo quiera, la pretensión de hallar inauditas novedades en los refinamientos y quintas esencias con que la moderna cultura presta hechizos supremos a la lascivia. Yo entiendo, y todo el mundo entenderá lo mismo, si bien lo recapacita, que en el vicio mencionado, así como en todos los demás, no ha habido el menor progreso desde las edades patriarcales.

Silas hubiera podido hacer un proficuo comercio con sus hechizos supuestos y su pequeña lista de drogas; pero el dinero ganado de ese modo no le tentaba.

Yo que vi que había acabado la plática y sermón en pedirme, que, con ser su tema, acabó en él y no comenzó, como todos hacen, no me espanté de la visita, que no me la había hecho otra vez mientras había sido su huésped, si no fue un día que me vino a dar satisfacciones de que había oído que me habían dicho no qué de hechizos y que la quisieron prender y escondió la calle; vínome a desengañar y a decir que era otra de su nombre.