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Actualizado: 31 de agosto de 2024


Estoy absolutamente persuadido de que la mayoría de las mujeres que faltan a sus maridos no lo hacen porque dejen de hallarse conformes con ellos ni menos porque los aborrezcan... ¿Entonces por qué les faltan? preguntó Narciso Luna riendo. Por la tendencia invencible que todos los seres sentimos hacia la variedad, a lo menos como seres corporales. Sería muy bello que fuésemos espíritus puros.

Mi propia vida interior, cuando la externa no ofrece interés, basta para entretenerme. Sin embargo, sentíme ayer tarde acometida por invencible melancolía. «¿Qué hacerme dije . Y para combatir la murria, ocurrióseme ir a visitar a mi amiga Margarita, la viuda de Esquilón, en quien la sensibilidad y estado de ánimo constituyen siempre un divertido espectáculo.

Se cambia de nombre cada vez que cae preso, y es obra de romanos identificar su personalidad en cada caso, pues recurre a cuanta artimaña puede sugerirle su imaginación a fin de ocultar su pasado, teniendo como recurso invencible su poco conocimiento del idioma.

Que he de morir es sin duda Si os perdiese mi cuidado: Blanca por vos se desvela; Será cierto el ampararnos O ha de ser en yugo eterno Vuestra belleza el descanso De mi esperanza, ó la muerte El remedio, aunque inhumano, De Don Lope, prenda mía; Estad segura entre tanto, Que será con fe invencible, Bronce en quereros y amaros.

Con los cincuenta y cinco años que tiene, creo que está enamorado, y Pepita, aunque buena por reflexión, puede, sin premeditarlo ni calcularlo, ser un instrumento del espíritu del mal; puede tener una coquetería irreflexiva e instintiva, más invencible, eficaz y funesta aún que la que procede de premeditación, cálculo y discurso.

Aquella separación de la que cualquier otro se hubiera lamentado como de un desgarramiento me libertó de un gran apuro. Ya no me era posible vivir cerca de Magdalena siempre cohibido por la invencible timidez que su presencia me causaba. Huía de ella. El hecho de mirarla cara a cara constituía para un verdadero desplante de audacia.

Y como, aunque era noble y altivo, no era santo, y de tal manera le apretaban el amor y el deseo por doña Guiomar, y hasta tal punto doña Guiomar iba acreciendo para él en lo preciosa e incomparable, ganándole la fiebre, apoderándose de su pensamiento la locura, atormentado ya de tal manera por las ansias que le acongojaban que resistirlas no pudo, como si una potencia invencible de él hubiese tirado y atraídole a doña Guiomar, con las vascas casi mortales de su pasión, determinose; y diciéndose que su vida era doña Guiomar y que Dios hiciese lo que fuese servido de Margarita, levantose del sillón en que había permanecido inmóvil desde que en aquel aposento le había dejado Florela; y acercándose quedo a la puerta, abriola silenciosamente, y en un corredor oscuro se encontró, y sin saber adónde había de dirigirse para dar con el aposento de Florela, en que doña Guiomar estaba; que aunque Florela le había dicho que entre el suyo y el de su señora estaba el aposento a que le había llevado, no sabía a cuál lado estuviese el de doña Guiomar o el de Florela, si a la derecha o a la izquierda.

Y aquel hombre incansable e invencible, ¡cosa extraña!... era el solariego en cuya casa estaba yo pasando la noche.

En el primer caso, Clementina triunfaba y continuaba siendo omnipotente; en el segundo, se vengaba terriblemente de los que hablan intentado burlarla, y esto era también una victoria. En sus nuevas posiciones se creía muy fuerte; casi invencible. Por de pronto, su Rouxmesnil le parecía inexpugnable.

No tendría nada de extraño que esto fuese una disculpa y que el motivo real estuviera en su invencible temor al contagio, porque nunca le habían satisfecho las aptitudes antisépticas de los señores de Reynoso. Las aspiraciones heráldicas de Araceli hallaron inmediatamente digno objetivo en la persona del joven marqués.

Palabra del Dia

jediael

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