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Actualizado: 3 de septiembre de 2024
Que el general tiene cerca de cincuenta años: que era un antiguo amigo de papá, o mejor dicho, del papá de mi papá; y que ya no está para amoríos ni nadie puede suponer semejante cosa. Y entre tanto, tenemos general a todo pasto. El es divertido y marrullero: pero ya me tiene cargada.
Lo lamentaba, pero lo encontraba muy divertido. Además, pensaba que el buen casado necesita haber corrido muchas aventuras.
Entonces dio al lacayo unas señas que estaban apuntadas con lápiz, las últimas, de su letra misma. Calle de Rebollo, número 68... Hotel... ¿Quién vive allí? preguntó Margarita. Pues no sé... Es una francesa que pinta... Con tal que le saquemos algún cuadrito... ¿Sabe usted que esto es muy divertido?...
La niña de Bringas se atracó de un plato de leche, que le gustaba mucho; pero bien caro lo pagó la pobre, pues no hacía un cuarto de hora que se había acostado, cuando fue acometida de fiebre y delirio, y empezó a ver y sentir entre horribles disparates todos los incidentes, personas y cosas de aquel día tan bullicioso en que se había divertido tanto.
Entonces no hay nada menos divertido que una diversión; y si pasada cierta edad, se ven hombres buenos todavía, esto está sin duda dispuesto así para que ni la ventaja cortísima nos quede de tener una regla fija a que atenernos, y con el fin de que puedan llevarse chasco hasta los más experimentados.
A pesar de este monopolio no se ha de negar que el Conde era divertido en su conversación. Hablando, encantaba o deslumbraba. Narraba como pocos, y con tal arte, que él mismo se creía la historia, aunque fuese mentira, y el auditorio solía creérsela también. Se diría que la imaginación y la memoria eran en el Conde una sola y única facultad del alma.
Acababa de dejar a unos compañeros de diversión, así es que, de momento, no observó la gravedad del grupo, pero golpeó amistosamente por la espalda al hombre más próximo, y se echó en una silla que vio libre. ¡Acabo de oír la cosa mejor del mundo, muchachos! ¿Conocen ustedes a Melín? ¿El de allá abajo, Joaquín Melín, el hombre más divertido de Bar?
Nada más divertido que descubrir bajo el polvo de veinte siglos jardinillos semejantes a los de los Inválidos, con su surtidor microscópico, los pequeños patos de mármol y la estatuíta de Apolo en el centro. He ahí el dominio de un ciudadano romano que vivía de sus rentas en el año 79 de la Era cristiana. La alegría champañesa del doctor se recreaba dulcemente en medio de aquellos curiosos restos.
Por esto quisiera yo que volviésemos á la antigua usanza, y que, á no ser un drama extremadamente largo, concluyese toda función con su correspondiente divertido sainete. En la indumentaria convendría tener el mayor esmero.
De repente se acordó de las teorías de la alemana que tenía al lado, de aquello de que el matrimonio era convencional y los celos y el honor convencionales, cosas que habían inventado los hombres para organizar lo que ellos llamaban la sociedad y el Estado. Si quería ser una mujer superior, y sí quería, porque era muy divertido, tenía que renunciar a las vulgaridades de las damas de su pueblo.
Palabra del Dia
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