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Actualizado: 22 de septiembre de 2024


Así llegó el invierno de 1872 y aquella triste cena de Noche Buena, en que se habló de la próxima venida de Tirso y en que, después de irse Millán, ya acostado el pobre viejo, trataron los hijos y la madre de lo que convenía hacer, sin llegar a resolver nada, porque la común abnegación no producía una miserable moneda de cobre.

Pero ¿cómo te has dormido de ese modo, criatura? Si te hubieras acostado con cuidado, no sucedería eso. Yo me despierto cuando se me antoja. No necesito más que fijarme un poco antes de dormirme en la hora en que quiero despertar, y es cosa sabida... minutos más ó menos, me tienes enteramente despabilada. Lo difícil, mamá, no es despertar, es levantarse dijo el joven con profunda filosofía.

Subieron, precedidas por el doctor, una escalerilla y en un bonito cuarto, tapizado de tela persa, encontraron al herido confortablemente acostado en un mullido lecho, en el fondo de una alcoba. El médico le reconoció de nuevo, puso una receta y anunció que volvería á primera hora de la noche.

Padre dijo con un gesto de malicia , en el cuarto del hermano Gabriel hay un hombre acostado. ¡Un hombre en mi casa! gritó Manuel saltando de la silla . Dolores, ¿qué es esto? Manuel, es un pobre enfermo. Tu madre ha querido recogerlo. Yo me opuse a ello, pero su merced quiso. ¿Qué había yo de hacer?

El joven repetía con obstinación su frase, como el que, acostado, masculla sin cesar la misma oración para aturdirse y coger el sueño; y poco a poco, como hipnotizado por la brillantez del paisaje, fue sumiéndose en un limbo de quietud contemplativa.

Por la noche, cuando sopla el mistral y cruje la casa por todas partes, con el mar lejano y el viento que lo aproxima, trae su ruido y lo ahueca, puede creerse uno acostado en el camarote de un buque. Pero, especialmente por la tarde es cuando la cabaña está encantadora.

Los chicos, morenos, casi negros, delgados y medio desnudos, que se colgaban a sus faldas, parecían, en efecto, lombrices. ¿Quiere su mersé esperá un momento aquí a que de senar a los niños y los deje acostado? Respondí que prefería quedarme a la puerta de casa si me sacaba una silla, porque la noche estaba asaz calurosa, y así lo hizo.

Ante todo tenemos que justificarnos a los ojos de Amaury, que es hombre bien nacido, de nuestro crimen. ¡Miren que andar por las calles a las siete de la mañana! Chico, no vayas a imaginarte que hemos madrugado tanto: lo que ocurre es que aún no nos hemos acostado, ¿entiendes? Amaury les miraba aturdido y como alelado, sin entender lo que hablaban.

Lacante acaba de pasar una crisis que nos ha asustado un poco. Hace dos días recibí un telegrama de Elena advirtiéndome que su padre estaba enfermo y rogándome que llevase un médico. Correr a casa de Muret y llevármelo a la «Villa Sol», fue cuestión de una hora. Cuando llegamos, la crisis había terminado y encontramos a Lacante acostado por orden de su hija y bromeando agradablemente.

A las once de la noche, el palacio de Villamelón parecía, por extraño caso, la morada de la quietud y del silencio: la señora condesa se había retirado muy temprano a sus habitaciones, a causa de una fuerte jaqueca que le molestaba desde la tarde; el señor marqués habíase acostado también, aquejado de fuertes mareos, y la numerosa servidumbre, libre de toda traba y segura de no ser echada de menos, habíase esparcido acá y allá, por los numerosos centros de diversión que ofrecen en Madrid las noches de Carnaval a las gentes de todas raleas.

Palabra del Dia

jediael

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