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Actualizado: 3 de junio de 2025


No es divertido, ciertamente, dijo Marieta de Fontenoy, para un hombre como Marenval, que es la corrección y la elegancia mismas, el ver á uno de sus parientes en el banquillo de los acusados.

Mi cautiverio he tenido, Señor, por bien empleado, Sólo por ver humillado Hombre a quien nadie ha vencido. Yo iba a ver mi labor Y alejéme, sin pensallo, Donde me llevó el caballo Y a él le llevó el furor. NARV. Pues ¿en qué ibas divertido? ARR. En un largo pensamiento Con que a veces mar y viento, Cielo, fuego y tierra mido.

Iba caminando lentamente por la de las Infantas, meditando sobre el plan de la noche o sea el modo de pasarla más divertido, y saboreando un buen cigarro habano, cuando de pronto ¡zas! recibo un fuerte golpe en la cabeza que me hace vacilar; el flamante sombrero de copa fue rodando por un lado y el cigarro por otro.

Mi madre está de vuelta a París, y ya ha salido de España. 2 de octubre. Me encuentro en Saint-Point desde ayer, en compañía de Alfonso, Cecilia y Eugenia; durante el viaje los niños se han divertido mucho. Alfonso, particularmente, estaba embriagado de alegría al verse caballero en una mula. Hemos cogido las uvas del emparrado, de las cuales sacaremos dos toneles de vino.

Es divertido con extremo el siguiente párrafo, pág. 54 vuelta: «El principio que tuvieron en Alemania las herejías, fué por estas tales comedias: comenzaron poco á poco á introducir representaciones de clérigos amancebados, religiosos disolutos, monjas libres y desenvueltas y casamientos de religiosos con religiosas.

En el pórtico encontró Ana al Magistral. Don Fermín estaba pálido; lo vio ella a la luz de una cerilla que encendieron por allí. Cuando volvió la obscuridad, De Pas se acercó a la Regenta y con una voz dulce en que había quejas le preguntó: ¿Se ha divertido usted en misa? ¡Divertirme en misa! Quiero decir... si le ha gustado... lo que tocan... lo que cantan....

Pero María Elvira no pensó en contestarlo, contentándose con mirarme un instante más y apartar la vista con una corta sacudida de hombros. Vamos me dijo bruscamente. Quiero bailar este vals. Es justo me levanté. El sueño de vals que bailábamos no tiene nada de divertido. No me respondió. Mientras avanzábamos al salón, parecía buscar con los ojos a alguno de sus habituales compañeros de vals.

¿Cómo que no? ¿Por qué? Con mi oficio, ¿cómo quiere usted que yo vaya a la iglesia? Pero irá usted a confesar. No. Las respuestas eran bien claras. Iluminada por la luz eléctrica, la testigo parecía de mejor color y más joven, acaso también a causa de la emoción. A cada una de las respuestas, el público se miraba, divertido, risueño.

El juego, aunque poco digno de un futuro ministro, parecióle a Jacobo muy divertido y mandó encargar al punto para el día siguiente, en la Mahonesa, un par de arrobas de confetti, especie de bombones rellenos de harina con que se apedrean las máscaras en el corso de Roma.

La servían negros y negras y un blanco, su padre, el esclavo más fiel. Ni un capricho había dejado de satisfacer en su vida la niña. A los dieciocho años se le ocurrió que quería ser desgraciada, como las heroínas de sus novelas, y acabó por inventar un tormento muy romántico y muy divertido.

Palabra del Dia

rigoleto

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