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Antón Francesco Cirni Corso formó lista de las personas principales que sucumbieron en la triste jornada de los Gelves.

Algunos hay que procuran estas fees con buena intención, otros se sirven dellas acaso y de industria: que, viniendo a robar a tierra de cristianos, si a dicha se pierden o los cautivan, sacan sus firmas y dicen que por aquellos papeles se verá el propósito con que venían, el cual era de quedarse en tierra de cristianos, y que por eso venían en corso con los demás turcos.

Viendo esto, hablé a doce españoles, todos valientes hombres del remo, y de aquellos que más libremente podían salir de la ciudad; y no fue poco hallar tantos en aquella coyuntura, porque estaban veinte bajeles en corso, y se habían llevado toda la gente de remo, y éstos no se hallaran, si no fuera que su amo se quedó aquel verano sin ir en corso, a acabar una galeota que tenía en astillero.

Un entierro de fuste en Buenos Aires no necesita describirse: el empresario fúnebre conoce los gustos de la gran capital, en los que prepondera la gran aldea: el convoy tiene que hacer corso en la calle de la Florida: no hay otra calle para ir a la Recoleta, y si a alguien se le ocurriera la idea de cambiar el itinerario, no sería difícil que el muerto o la muerta, siendo de la aristocracia, o sobre todo de la gran política, resucitara protestando contra la variación de la ruta.

Andando en corso, fue preso, Y como fue conocido, Fue en la Inquisicion metido, Do le formaron proceso, Y alli se le averiguó Como siendo bautizado, De Cristo havia renegado, Y en Africa se pasó: Y que por su industria y mañas, Traidores tratos esquivos Havian sido cautivos Mas de seiscientos cristianos.

Era el martes de carnaval. Nébel acababa de entrar en el corso, ya al oscurecer, y mientras deshacía un paquete de serpentinas, miró al carruaje de delante. Extrañado de una cara que no había visto la tarde anterior, preguntó a sus compañeros: ¿Quién es? No parece fea. ¡Un demonio! Es lindísima. Creo que sobrina, o cosa así, del doctor Arrizabalaga. Llegó ayer, me parece...

Hay muchos y buenos coches de alquiler; por las calles de Milan se va en carruaje con mucha comodidad, hay en todas las calles dos listones de baldosa por donde resbalan las ruedas, de modo que el movimiento es suavísimo, y la celeridad grande. En el Corso hay jardines públicos á imitacion de los de Mabille de Paris, pero no tan buenos.

Y, asimismo, temíamos encontrar por aquel paraje alguna galeota de las que de ordinario vienen con mercancía de Tetuán, aunque cada uno por , y todos juntos, presumíamos de que, si se encontraba galeota de mercancía, como no fuese de las que andan en corso, que no sólo no nos perderíamos, mas que tomaríamos bajel donde con más seguridad pudiésemos acabar nuestro viaje.

Esto es un decir añadía excusándose . Buenas personas las hay en todas partes. Vostra mercé es una de ellas. Pero volviendo al capitán Riquer... Era patrón de un jabeque armado en corso, el San Antonio, tripulado por ibicencos, en continua guerra con las galeotas de los moros argelinos y los navíos de Inglaterra, enemiga de España. El nombre de Riquer lo conocían en todo el Mediterráneo.

«Siéntate»; que fué lo que le dijo Napoleón a la reina de Prusia, en ocasión que la soberana, por conseguir un tratado menos infamante, quiso conmover al corso, representándole una escena dolorosa y teatral. Bien sabía Apolonio que la tragedia exige hablar en pie y con coturno. Al sentarse, comprendió que estaba peor que en ridículo, humillado, como un ídolo al que derriban.