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No era ésta la única vez que don Pedro manifestaba sagacidad en el conocimiento de caracteres y personas, don esterilizado por la falta de nociones de cultura moral y delicadeza, de ésas que hoy exige la sociedad a quien, mediante el nacimiento, la riqueza o el poder, ocupa en ella lugar preeminente.

El general deseaba castigar á los vecinos principales de Villeblanche, y él había considerado por su propia iniciativa que el dueño del castillo debía ser uno de ellos. El deber militar, señor... Así lo exige la guerra. Después de esta excusa reanudó los elogios á Su Excelencia. Iba á alojarse en la propiedad de don Marcelo, y por esto le perdonaba la vida.

Está perfectamente contraindicado en todas las enfermedades en que domina este elemento, y especialmente en las afecciones agudas de la vías aéreas. El hierro, el arsénico, el mercurio, corresponden principalmente á ese grupo de síntomas químicos; el mercurio, sin embargo, exige mas disgusto y temblores musculares, que no son efectos constantes de la quina.

El predominio de las ideas utilitarias en nuestra sociedad dijo Tristán , la fiebre de progreso, el interés social sustituido a la felicidad individual tiende a convertir el hombre en máquina. Una vez determinada su función en virtud de la división del trabajo se le exige un esfuerzo sin tregua.

Este cambio de vida exige mucho dinero, y ante el deseo de poseerlo se perfecciona el arte, se ensancha el comercio y se aumenta la industria, buscando aquel honrado pueblo en el trabajo, la nivelación de sus nuevos gastos.

La opinión exige que, si el hecho es cierto, las autoridades tomen cartas en el asunto. El clérigo que se ha propasado esta vez, parece ser el Padre R..., casi desconocido, por haber llegado a Madrid hace poco tiempo. Veremos qué resultado ofrece esta milésima edición de semejante atrevimiento

¡Ah, mi Dios! replicó la pobre mujer, vertiendo lágrimas... pues bien, ¿qué es lo que queréis? decid, ¿qué exige?... ¿que despida al señor de Lerne, que no le vea más?... ¿que le sacrifique esta amistad, y cuantas pueda tener en adelante?

Señora y madama dijo Ponte desencasquetándose el sombrero con gran dificultad . Caballero soy y me precio de saber tratar con damas elegantes; pero como de aquí ha salido la absurda especie, yo vengo a pedir explicaciones. Mi honor lo exige... ¿Y qué tenemos que ver nosotras con el honor de usted, so espantajo? gritó Juliana . ¡Ea, no es persona decente quien falta a las señoras!

Con los anteriores ejemplos se echa de ver que en algunas ocasiones es lícito y muy prudente desconfiar de la virtud de los hombres; lo que acontece cuando el obrar bien exige una disposicion de ánimo, que la razon, la experiencia y la misma religion, nos enseñan ser muy rara. Es claro ademas, que para sospechar mal, no siempre será menester que el apuro sea tal como se ha pintado.

Segun el objeto de que se trata se modifica la aplicacion de la regla: en unos casos basta una experiencia de pocas veces, en otros se la exige mas repetida; pero en el fondo siempre andamos guiados por el mismo principio: dos hechos que siempre se suceden, tienen entre si alguna dependencia, la existencia del uno indicará pues la del otro. Un ejemplo.