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Actualizado: 9 de mayo de 2025


Tengo muchísimos momentos de murria, de tristeza, acordándome de que vivo solo, que me falta el calor de la familia, el cual no puede reemplazarse con nada... Mi tío Manolo, ya sabe V. como es... muy bueno, muy cariñoso... pero... ocupado exclusivamente en divertirse... Y el hombre no vive sólo con el recreo de los teatros, de los cafés y de los bailes.

Mi propia vida interior, cuando la externa no ofrece interés, basta para entretenerme. Sin embargo, sentíme ayer tarde acometida por invencible melancolía. «¿Qué hacerme dije . Y para combatir la murria, ocurrióseme ir a visitar a mi amiga Margarita, la viuda de Esquilón, en quien la sensibilidad y estado de ánimo constituyen siempre un divertido espectáculo.

El pomposísimo Cicerón, en sus días de murria, cuando no tenía un real, y se olvidaba de los grandes autores del siglo de Augusto, y renegaba de Villaverde, y no se le daba un ardite la susodicha empresa del glorioso blasón, me decía de sus paisanos: ¡Unos verónicos! ¡Unos verónicos! ¡Ni buenos ni malos! ¡Para ellos... ¡ni pena ni gloria!

Comió en casa de los de Santa Cruz, y estos lo notaron sombrío, padeciendo chocantes distracciones, y tan indiferente a todo, que ni siquiera tomaba con calor la defensa de sus principios y gustos extranjeros, cuando Barbarita, por combatirle la murria, sacaba a relucir algún tema de entretenida polémica sobre este punto.

Entró en la cocina Tona, algo tocada también de la murria inverniza, a trajinar en el fogón donde hablábamos mi tío y yo al calorcillo de la lumbre, y ya no pude preguntarle lo que tenía a la punta de la lengua, como exploración siquiera alrededor de la casta de aquel nuevo «punto» que me había puesto en gran curiosidad.

Entonces Tommy extendía la mano, arrancaba el cuchillo, y se comía la manzana entre las carcajadas de todos. El diablo del chico, cuando se ponía de malhumor, iba a la cofa de un palo y allí estaba hasta que se le pasaba la murria, y volvía más alegre que antes. Otro de los personajes importantes del barco era Poll.

No tengo más amigos de verdá que mi jaca y ésta y mostró la carabina . A lo mejor me entra la murria de ver a mi hembra y a mis pequeños, y entro por la noche en mi pueblo, y toos los vesinos, que me apresian, jasen la vista gorda. Pero esto cualquier día acabará mal... Hay veses que me jarto de la soleá y nesesito ver gente.

La conclusión de este meneo mental era que «aquí lo que hace falta es un hombre de riñones, un tío de mucho talento con cada riñón como la cúpula del Escorial». Su prisión por sospechas de conspiración acentuole la soberbia y la murria soñadora, revolviendo más al propio tiempo el pisto manchego de su programa político-social.

Hablaba tan poco, que doña Lupe tenía que sacarle las palabras con cuchara. «O está también haciendo el trovador decía doña Lupe , o le pasa algo. Estoy yo divertida con mis sobrinos. Todos están con murria. Al menos Maxi es franco y dice lo que quiere».

Ayer era yo el hombre más descuidado y venturoso de la tierra; y hoy me carga a lo mejor cada murria que me parte. ¡Qué más? ¡Hasta el mismo oficio de que vivo empieza a caérseme de las manos! Es una mala vergüenza confesarlo; pero es la pura verdad. Nada, ¡carape! que, según van poniéndose las cosas, como si yo hubiera nacido hace dos meses.

Palabra del Dia

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