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Actualizado: 14 de septiembre de 2024


Las demás advertencias, ya lo he dicho, como en Madrid: pocas retóricas, buena moral, escogidas amistades, «el Dios de los pobres» y un buen equilibrio entre la salud del cuerpo y la del alma. Otra variante que se me olvidaba: no fue tan penosa la despedida de la madre en Francia como lo había sido en Madrid, después de encerrar a su hija.

Luego, hace tres meses, el señor, que estaba empleao aquí, se ha ido a la Habana; dicen que es pa tener no qué categoría o señorío, y golverse y cobrar más; después, si se muere habiendo estao allí, porque él ha estao antes también, pues, si se lo lleva Pateta, le deja mu buena orfandad a la señora. Viudedad, mujer, viudedad. ¡Ah! me se olvidaba lo mejor.

¿Y el joven? preguntó la abuela. ¡Ah! es verdad; olvidaba hablar del joven... Pues bien; ese caballero me parece perfecto. Hasta ahora ignoro su nombre y sólo que es un industrial del norte del departamento. Linda fábrica de familia, grandes esperanzas, 31 años, bien parecido, buena salud, bien educado, principios religiosos...

La dama le hacía mil preguntas, y él le contestaba procurando ser lo más cortés que el hambre le permitiera. Las preguntas eran de esta clase: ¿Creyó usted que no almorzaría hoy? ¡Ah, señora! no.... Porque yo no me olvidaba de que usted estaba sin comer. Yo le doy á usted las gracias. Pero usted no se lo figuraba decía Paulita, ansiosa de apurar aquella cuestión hasta el fin.

Moreno se echó a reír. Su persona tenía tal aire inglés, que quien le viera, tomaríale por uno de esos lores aburridos y millonarios que andan por el mundo sacudiéndose la morriña que les consume. Hasta cuando hablaba desmentía, no por afectación, sino por hábito, su progenie española, porque arrastraba un poco las erres y olvidaba algunos vocablos de los menos usuales.

Ante aquella apoteosis de luz, se sentía conmovida y se olvidaba de su ser, para absorberse en la belleza de lo infinito; su mirada se extasiaba en la contemplación de las nubes iluminadas, y en sus formas caprichosas se imaginaba ver mundos desconocidos.

Olvidaba las terribles consecuencias que el acto cometido había tenido para él y no pensaba más que en el peligro que había corrido su querida. Con mucha lentitud dijo: , todo estaba audazmente combinado y debía resultar. Mi turbación y la imposibilidad en que me encontraba de sospechar la suerte de Juana debían asegurar el secreto.

Trató, además, de hacerse superior a su pena y de ver olvidaba a Juanita, o al menos si seguía queriéndola con calma y con cierta tibieza, a fin de esperar sin impacientarse que Dios mejorase las horas, ya que la esperanza es lo último que se pierde en esta vida.

En punto á monumentos, Lyon posee algunos bastante antiguos y de mérito, que llaman justamente la atencion del viajero. Olvidaba hacer notar una circunstancia curiosa que observé en el Palacio de las Artas y me impresionó profundamente. La Bolsa de Lyon estaba provisionalmente establecida en la parte baja del palacio, en un vasto y oscuro salon que fué en otro tiempo una capilla.

Callaba muchas cosas que juzgaba poco a propósito para hacerle aparecer interesante; pero no ocultó ciertas maniobras no muy decentes, y osó referirlas, no por amor a la verdad, sino porque su sentido moral no le decía que era aquello repugnante e indigno; por fortuna, tampoco Emma sentía delicadezas de este orden, y en toda treta victoriosa admiraba el arte y olvidaba al engañado, o sea al tonto.

Palabra del Dia

jediael

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