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Lo tengo bastante bueno, del que olvidara en la bodega mi tío, que en paz descanse. Esto os reconfortará y servirá de distracción. Pues debéis sentiros un tanto aburridos de estaros quietos tantos años y hasta siglos colgados de las paredes... Aceptamos repuso en seguida don Fernando. Todo sea a la mayor gloria de Dios dijo fray Anselmo, el dominico.

Esta barraca humilde decía á los treinta chicuelos que se apretaban y empujaban en los estrechos bancos, oyéndole entre aburridos y temerosos de la caña la deben mirar ustedes como si fuese el templo de la cortesía y la buena crianza. ¡Qué digo el templo! Es la antorcha que brilla y disuelve las sombras de barbarie de esta huerta. Sin , ¿qué serían ustedes?

En la última entrada, acompañados de varios indios, pasaron la laguna de Puñechué, y la de Llauquehuc, donde hallaron sus canoas; y usando de ellas como antes, por la misma derrota llegaron á las señales que les dió el indio Turin, que fueron un pedregal y riachuelo, en cuyo arenal quedaron cinco con cuatro indios por cansados, aburridos y escasos de viveres.

Sólo algunas hogueras esparcidas aquí y allá alrededor de la alquería, de las que se elevaba en el cielo un humo débil, indican el emplazamiento del vivaque. Los montañeses, sentados alrededor de las ollas, con el sombrero echado atrás y el fusil en bandolera, se hallaban aburridos; hacía tres días que esperaban al enemigo.

Fueron acudiendo a esta primera llamada los pasajeros que estaban en los cafés de la Avenida, aburridos de la espera y del calor, sin saber qué hacer en la ciudad, deseando verse cuanto antes en pleno Océano bajo la brisa del mar libre. Volvían a sus camarotes para recobrar las frescas ropas de viaje, despojándose de los vestidos trasudados.

Moreno se echó a reír. Su persona tenía tal aire inglés, que quien le viera, tomaríale por uno de esos lores aburridos y millonarios que andan por el mundo sacudiéndose la morriña que les consume. Hasta cuando hablaba desmentía, no por afectación, sino por hábito, su progenie española, porque arrastraba un poco las erres y olvidaba algunos vocablos de los menos usuales.

Lo de la Inquisición es una cantaleta que nos están dando los extranjeros desde hace mucho tiempo, y que nos tiene ya tan aburridos, que casi justifica que algunos españoles se pongan fuera de y en apariencia se vuelvan locos, aunque sean sujetos de mucha madurez y juicio.

Hasta sus enemigos habían cedido en la calumnia; ya no se murmuraba tanto; muchos de los calumniadores veraneaban; a los que quedaban les faltaba auditorio. Don Santos Barinaga no salía de casa, estaba enfermo. Sólo Foja, que no veraneaba, por economía, procuraba mantener el fuego sagrado de la murmuración en el Casino, entre cuatro o cinco socios aburridos, que iban allí media hora a tomar café.

En otro frontero a él, donde la marquesa permanecía más de continuo, arrellanada en un sillón junto a la chimenea, se reunían los íntimos del marqués, desde luego, y poco a poco los aburridos de las demás secciones, que acudían al calorcillo de los debates que sustentaban los personajes de la política, y a la golosina del chiste, más o menos culto, de algunas damas de mucha correa, y de otros tantos galanes de buena sombra.

Cuando la obligaban arrojaba al suelo ó á la cara de quien se la hacia tomar. Tres meses pasó esta señora en la agonía, no habiendo ya, una persona que quisiera permanecer en su compañía. Todos estaban fatigados, aburridos, de sufrirla.