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Actualizado: 30 de abril de 2025
Hablábanle de Dios, y contestaba, en voz apenas perceptible, modas o viajes; queríanle recordar cosas tristes, y la desventurada, sin soplo vital casi, decía alguna festiva ocurrencia, que tomaba color de cementerio al pasar por sus lívidos labios. Toda la retórica piadosa de Lucía se estrellaba ante la invencible y benéfica ilusión de la hora postrera.
¡Claudio Latour y la Guardia Blanca! exclamaron á una voz los presentes, casi todos conocedores de los altos hechos de aquel esforzado capitán y del invencible cuerpo de su mando, los famosos Arqueros Blancos, que habían tomando parte principalísima en las luchas contra Francia. ¡Bravo, camaradas!
Nos dimos la mano con timidez, sin decirnos palabra. Yo no estreché la suya: ella no estrechó la mía; pero las conservamos unidas un breve rato. En la mirada que Pepita me dirigió nada había de amor, sino de amistad, de simpatía, de honda tristeza. Había adivinado toda mi lucha interior: presumía que el amor divino había triunfado en mi alma; que mi resolución de no amarla era firme e invencible.
Ve que la Iglesia combatida por la protesta luterana necesita un fuerte auxilio, y lleva á la religión la disciplina del campamento, fundando, no una Orden, sino una Compañía, organizando un ejército negro que ofrece á los Papas, formando los soldados en el molde de su férrea voluntad, sin afectos de familia, sin pensamiento propio, con la rigidez de los autómatas, con esa insensibilidad que hace invencible.
Nuestros campeones serán los señores de Abercombe, Percy, Beauchamp y Leiton, y el invencible barón de Morel. ¡Viva! ¡San Jorge le proteja! ¡Buena elección! vociferaron los arqueros. ¡Buena, como hay Dios! exclamó Simón. No hay para un soldado de buena fibra honra mayor que la de tenerle por jefe. Ya veréis á dónde nos lleva, muchachos, y en qué aventuras nos mete.
Una aprensión invencible la había imposibilitado para llevar la conversación al recuerdo de su padre. Como la irritara su propia falta de audacia y excitada por la violenta curiosidad, se decidió al fin: Ustedes trataron mucho a papá... Y miró a Zoraida, la mayor, con expresión de tímida simpatía. No parecieron en manera alguna sorprenderse.
Doña Sol ponía los dedos en el teclado, mientras sus ojos vagaban en lo alto, echando la cabeza atrás, temblándole el firme pecho con los suspiros musicales. Era la plegaria de Elsa, el lamento de la virgen rubia pensando en el hombre fuerte, el bello guerrero, invencible para los hombres y dulce y tímido con las mujeres.
Ningún país, a no estar bajo el yugo de una tiranía invencible, tiene más gobierno que el que se da y merece. Cuanto hay en España de más enérgico, de más ilustrado, de más discreto, la ha gobernado ya. Apenas habrá quedado hombre de alguna nota en todos los partidos que no haya sido Ministro. Si todos han sido inhábiles, fuerza es conjeturar que España no da más de sí.
Por semejante falta había conseguido que le entregaran á un sargento de los de la Invencible, y teníalo en su casa sometido al más bárbaro tratamiento sólo por el placer diabólico de descargar en un español su encono. Arch. de Simancas. Estado. Flandes, leg. 609.
Encantaba además al rey, el que el padre Aliaga no se entremetiese jamás en los asuntos de Estado, porque Felipe III, en abierta contraposición con su padre Felipe II, que pasaba su vida sobre los negocios, sentía hacia ellos una repugnancia invencible. A poco tiempo de llegar fray Luis á la corte, conoció á la reina. Al verla el religioso se inclinó y permaneció con los ojos bajos.
Palabra del Dia
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