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Actualizado: 30 de abril de 2025
Hace cosa de tres o cuatro años tuve la infame curiosidad de ir al Campo de Guardias a presenciar la ejecución de dos reos. El afán de verlo todo y vivirlo todo, como dicen los krausistas, me arrastró hacia aquel sitio, venciendo una repugnancia que parecía invencible, y los serios escrúpulos de la conciencia. Por aquel tiempo pensaba dedicarme a la novela realista. Eran las siete de la mañana.
Adoraba su aldea y todos los viejos testigos de su infancia que le hablaban de otros tiempos. Una cuadrilla en un salón le causaba invencible terror; mas todos los años, para la fiesta de Longueval, bailaba de buen grado con las aldeanas de la comarca.
La raza invencible de los hijos de Othman se precipita sobre Constantinopla, y dispersa por toda la cristiandad sus ricos despojos.
Como notarán ustedes, he establecido mi residencia aquí en conformidad a los términos del testamento del pobre Blair, y aprovecho con agrado esta nueva oportunidad que se me presenta, de volver a encontrarme con ustedes. La fina impudencia de este hombre nos tomó de sorpresa. Parecía estar sumamente confiado y seguro de que su posición era inatacable e invencible.
Las señoras, que habían mostrado deseos de ver á D. Fadrique bailar, repitieron sus instancias, y una de las doncellas tomó una guitarra y se puso á tocar para que D. Fadrique bailase. Baila, Fadrique, dijo D. Diego, no bien empezó la música. Repugnancia invencible al baile, en aquella ocasión se apoderó de su alma.
Poco a poco se serenaron; don Evaristo, la hizo sentar a su lado en el sofá, y con voz clara y firme le habló de esta manera: «Me parece que esto se arregla. ¡Cuánto me gustaría morirme dejándote en una situación normal y decorosa!... Bien veo que no es fácil que tu marido te sea simpático; pero eso no es inconveniente invencible.
Conseguí fácilmente que Alejandro me acompañara a mi cuarto: mi tío me había regalado varias cajas de solados de plomo, entre los cuales figuraba un regimiento de caballería en cuyo jefe yo creía entrever la figura invencible y milagrosa de don Buenaventura, el general y candidato de mi tía. Los detalles del boletín leído en lo de Bringas, me quemaban los sesos.
El equilibrio europeo estaba en peligro: las grandes potencias soñaban con anexionarse á Mónaco en nombre de los intereses históricos y de los derechos étnicos, pues todas ellas habían tenido y tenían numerosas gentes de su raza viviendo en este pedazo de tierra... Pero de pronto llegaba el invencible.
Era un buen muchacho, que había seguido su carrera sin hacer daño a nadie. Apenas si se había peleado con los camaradas de las capeas cuando se quedaban con los cuartos por ser más fuertes. Unas cuantas bofetadas en ciertas disputas con los compañeros de profesión; un botellazo en un café: estas eran todas sus hazañas. Le inspiraba un respeto invencible la vida de las personas.
Pero, querido amigo, eso es muy grave... puede usted encontrar en su oposición un obstáculo invencible. Puede proporcionarme la oposición de mi tía una grave contrariedad, mas suscitarme un obstáculo invencible, no, porque desde el momento que he dado cerca de usted este paso es que estoy decidido a todo.
Palabra del Dia
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