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Lo cómico, en contraposición á lo trágico, sirve para realzarlo; de la unión de uno y otro sale la verdad entera, que, en el movimiento de los afectos y pasiones, suele mostrarse de ordinario por un lado exclusivo.

En vano mis camaradas y yo predicábamos contra la corrupción. El vulgo y la nobleza se nos reían en las narices. Nosotros nos vengábamos con hablar de la santa vida de Parsondes y con ponerla en contraposición de la vida que ellos llevaban. Así iban las cosas, cuando una mañanita Arteo me hizo llamar muy temprano a su presencia.

Entonces se esparcieron por España las cartas apócrifas de las que se ha hablado en el libro 1.º de la presente historia en contraposicion de las fingidas por el cardenal Siliceo. De modo que esto fué una guerra hecha con papeles.

Para don Amaranto, el dramaturgo es el que penetra en el drama individual; y el filósofo, el que se aleja de él. Para Escobar, el que penetra en el drama es el filósofo, y el dramaturgo es el que permanece a distancia. ¡Desconcertante disparidad y contraposición de los humanos pareceres! La doctrina de don Amaranto es refutable, y no menos defendible; y otro tanto la de Escobar.

No hay en el himno esta contraposición entre el placer ruin é incompleto de la tierra y la infinita aspiración del alma; pero hay algo más tétrico; algo que se deplora en todos los naturalistas, ya escriban en prosa, ya en verso: lo mismo en Zola que en Rollinat.

Encantaba además al rey, el que el padre Aliaga no se entremetiese jamás en los asuntos de Estado, porque Felipe III, en abierta contraposición con su padre Felipe II, que pasaba su vida sobre los negocios, sentía hacia ellos una repugnancia invencible. A poco tiempo de llegar fray Luis á la corte, conoció á la reina. Al verla el religioso se inclinó y permaneció con los ojos bajos.

La idea de erguirse ante los poderosos y humillarse ante los humildes, que, haciendo al hombre gentil con las mujeres, blando con los niños y duro con los bellacos, viene suprimiendo el látigo en las escuelas, las cadenas en las prisiones y el garrote en los hogares, esta idea matriz de la civilización contemporánea, derivada del principio de la igualdad de todos los hombres, es un concepto nuevo de la personalidad, procedente del derecho humano, en contraposición al derecho divino y netamente expresado por Jaurés el 11 de Febrero de 1895, en la cámara de diputados de Francia, en estos términos: "Si Dios apareciese delante de la multitud en forma palpable, el primer deber del hombre sería rehusarle obediencia, y considerarlo como un igual con quien las cosas han de ser discutidas, no como un amo a quien debemos someternos".

Es imposible contemplar en criatura humana unos ojos más negros y aterciopelados, cual los que tenía delante, un pelo más en armonía con los ojos, y unos dientes más en contraposición con el color del pelo.

Por sabido se calla que este realismo no es la misma cosa que en las escuelas de filosofía se llama así, y que es precisamente el sistema más idealista de todos. No se dice, pues, realismo en contraposición a nominalismo. El arte que hoy llamamos realista, es precisamente un arte nominalista o fenomenalista, si vale la frase; en una palabra, un arte experimental.

En contraposición de la alegre Duquesa que usted pinta, hay de seguro no pocas otras que encerradas en sus casas y sin dar nada que decir, son dechado de nobilísimas prendas que emplean en obras de caridad y misericordia.