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Actualizado: 21 de mayo de 2025
Flora atravesó la estancia de los molares y abrió la puerta que se hallaba en el fondo. Jacinto tardó unos segundos en acudir porque tuvo que dar la vuelta al edificio. Flora le condujo sin despegar los labios á la cocina. Santas noches, tía Blasa. Dios le guarde, tío Lalo. Los viejos recibieron con agrado al joven porque les gustaba y tenían en estima á su familia.
Aquí todo se efectuaba de un modo suave, inocente, espiritual: los pequeños sacudimientos de que hemos hecho mención semejaban el leve rizado de un lago trasparente y hermoso. Era aquella tertulia como una antesala del cielo, donde las relaciones de los ángeles, de los santos y las santas alcanzan el supremo grado de la pureza inmortal.
En cuanto a Pepe, su incredulidad, su alejamiento de todo lo divino y sagrado resultaban más graves, por ser fruto, no del olvido de las santas verdades, sino de un profundo desprecio de ellas: le empujaban al descreimiento las corrientes de la época, los estudios modernos, la atmósfera cortesana y una indudable predisposición personal.
También tiene gran devoción á los santos y santas de la corte celestial; mas no á todos en idéntico grado ó con igual confianza en su poderío. Quiero decir que prefieren entenderse con tal ó cual bienaventurado, según que lo juzgan más ó menos milagroso. Pero esto acontece en todas partes.
No hay en los alrededores niño ni mujer que no conozca al hermano Vicente. ¡Las estampas que llevo repartidas!... Me paseo por obediencia; hablo con los pájaros, con los perros, con todas las buenas bestias de Dios que me acompañan en el camino; pero ¿dejar de pensar en las cosas santas? no puedo... ¡no puedo!... y peco por desobediencia.
Necesitaba auxilios y consejos. Pero ¿dónde hallarlos? Sus pocos amigos eran tan inexpertos como él, además de que él no había de profanar tan santas penas confiándolas a chicuelos presuntuosos. Se acordó de Guzmán, que ya estaba en autos; pero después de lo que había sabido, ¿con qué cara iba él a aquel señor con tales coplas!
Esperad, esperad, Montiño dijo el tío Manolillo ; aún falta algo á esa pera. ¡Por Dios! ¡Por su Santísima Madre! ¡Por todos los santos y santas del cielo! ¡No me obliguéis á ser asesino! exclamó el cocinero juntando las manos y llorando. Bien, no lo hagáis; todo se reduce á que desde aquí mismo os lleve yo á la cárcel.
Y como Plácido manifestára cierta estrañeza, añadió: ¡Te lo puedo jurar! No tienen más remedio, porque con un espediente gubernativo se deshace del padre, ¡marido ó hermano y santas pascuas! Sin embargo nos hemos encontrado con una tonta, novia creo yo de Basilio, ¿sabes? ¡Mira que tonto es ese Basilio! Tener una novia que no sabe una palabra de español, ¡ni tiene dinero y que ha sido criada!
El piadoso presbítero salió alegre de Córdoba con las santas reliquias en diciembre de aquel mismo año , y en enero del siguiente llegó á Oviedo, donde las recibieron con devocion suma y solemne pompa el rey, el arzobispo Hermenegildo y toda la corte.
Esta ilustrísima familia tiene tanto lustre y tantos méritos, que para enumerarlos sería necesario escribir volúmenes.» Ya veis, tía, que la historia que nos habéis contado, aunque muy propagada, es apócrifa. No sé lo que quiere decir continuó la marquesa , esa palabra griega o francesa; pero volviendo a los Santas Marías, este nombre les fue dado con motivo de...
Palabra del Dia
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