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Con la multitud de ellos hay noticias, bien que no seguras, de que se mandó formar una junta de los capitanes de navio y coroneles que existian en Montevideo, para que reconociéndolos, manifestasen su dictámen sobre la utilidad ó inutilidad que ocasionaba á la Corona la prosecucion de los establecimientos. Todos únanimes, se dice, estuvieron por este último: tales probanzas tenia la causa.

Capital en ese tiempo del ducado de Borgoña, Hugo Capeto la incorporó á su corona, y mas tarde vino á ser patrimonio de la casa de Valois y base de esa rama real de Orleans, cuyas luchas seculares con la rama mayor han sido tan interesantes en la historia de Francia y subsisten aún.

Oh, me inspirarias canciones inmortales, Y al oirlas estasiados, del orbe los mortales, Tu nombre repitieran con alta admiracion. Entonces fuera grande, por tu esplendor guiado; Con el laurel del genio me viera coronado Para arrojar coronas de glorias á tus piés... Qué digo de coronas de gloria en mi delirio? Yo siento la corona del perennal martirio Clavando sus espinas en mi marchita sien.

No puedo admitir que se juegue con el espíritu que busca un amparo bajo una corona de laurel, una corona empapada tal vez en sangre, una sangre vertida quizá por un hermano del que juega con aquella corona. ¡Tambien ha de ser un oficio del hombre el jugar la palma del mártir! ¿Qué dejan al mundo, qué dejan á la vida, si no le dejan esa palma! ¡Comercien en buenhora con la materia; comercien con todo lo del mundo; pero que dejen al alma del hombre la metafísica poética de un laurel, la metafísica poética de una gloria!

El bautismo era un niño vestido de catecúmeno con su túnica blanca; el orden otro niño de sacerdote; la confirmación, un obispito; la extremaunción, un peregrino con bordón y esclavina llena de conchas; el matrimonio, un novio y una novia, y un Nazareno con cruz y corona de espinas, la penitencia.

EL VIZCONDE. ¡Por Dios, señora...! ¡Yo no me refería a usted...! Sin embargo, consiento en perder todos mis derechos a la corona de Portugal si la señora Grelou desciende a la piscina... ¡Mírela...! Se detiene junto a las mesas... Poco a poco se llega hasta Raúl, que charla con la señorita Fraicherose y le paga el te... ¡Porque Raúl paga...! ¡Usted es testigo de que paga...!

Vuelve los ojos, y bajo una bóveda, cuajada tambien de figuras, ve un sepulcro, un cetro y una corona sobre la losa, una que otra bandera; comprende que está alli enterrado un héroe y dobla involuntariamente la rodilla. Yace dentro de aquel sepulcro S. Fernando.

Esta, que corona un fuerte, asentada tranquilamente sobre una roca excelente y muy sólida, puede reirse de las tormentas. Cordouan se encuentra sobre un escollo rodeado continuamente de agua. En verdad que fué mucha audacia edificar sobre la misma onda, ¿qué digo? sobre la violenta onda, en medio del eterno combate de un río y un mar semejantes.

¿Y vos, no sois casado, amigo Manolillo? dijo el padre Aliaga. No, señor; la mujer con quien pude casarme no tenía alma, y yo quiero las cosas completas. Por eso no me gusta la corona de España. ¡Oh! ¡oh! dijo el rey. , por cierto, porque la corona de España no tiene cabeza. Parece que os ha escuchado la conversación, padre dijo el rey.

6 Perico el de los Palotes, de tres ingenios. 7 La señora y la criada, de D. Pedro Calderón. 8 La corona en tres hermanos, de D. Juan de Vera y Villarroel. 9 La conquista de las Molucas, de D. Melchor Fernández de León. 10 Más merece quien más ama, fiesta que se representó á SS. MM., de D. Antonio Hurtado de Mendoza.