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Hallábase Rosalía en la Cámara Real en el momento que destapaban unas cajas recién llegadas de París. La Reina se probó un canesú que le venía estrecho, un cuerpo que le estaba ancho. La real modista, allí presente, hacía observaciones sobre la manera de arreglar aquellas prendas.

Las criadas de servir, con el cesto al brazo, ancho mandil de tela gris o azul, pelo bien alisado como de mujer que sólo dispone en el día de diez minutos para el tocador y los aprovecha , iban con paso ligero, temerosas de que se les hiciese tarde.

13 Porque Salomón había hecho un púlpito de bronce, de cinco codos de largo, y de cinco codos de ancho, y de altura de tres codos, y lo había puesto en medio del atrio; y se puso sobre él, y se arrodilló delante de toda la congregación de Israel, y extendiendo sus manos al cielo, dijo:

Salí al amanecer para á bordo del bergantin, á fin de traerlo hasta la Isla de Bordas, para aproximarlo mas al Colorado, y seguir de allí con las embarcaciones menores al reconocimiento, y porque me faltaban viveres, y no me era posible con los que tenia seguir adelante el reconocimiento, con solo la chalupa me costó bastante hallar la boca del Arroyo del Baradero pues sobre no tener mas que 15 varas de ancho, no tiene señal alguna por donde se conosca, por ser todo mar al rededor como 3 leguas, y con una y media brazas de agua.

Martius. El rio Iténes tiene como un cuarto de legua de ancho en este punto, y sus magestuosas aguas corren con bastante rapidez por entre islas de un aspecto el mas pintoresco.

Pronto trabajan los leñadores en la selva, caen cortados los troncos, son lanzados á la llanura, vendidos en tablones y pagados en dinero contante y sonante. Así se abre ancho camino al alud.

Después, así que se hubo puesto un ancho sombrero de fieltro, subió la escalera y dijo en voz baja: Hija mía, tardaré algún tiempo en volver, pues tengo que ir bastante lejos; pero no te inquietes. Si alguien pregunta dónde estoy, le dices: «En casa del primo Matías, en Saverne.» ¿No quiere usted almorzar antes de salir? No; me llevo un pedazo de pan y la calabacilla de aguardiente.

A cada vuelta del tortuoso barranco, la inclinación y la forma del lecho cambian bruscamente: los saltos y los hoyos se suceden contrastando de un modo extraño. Encima de un grupo de arbustos enlazados por zarzas que el agua invade sólo en las mayores crecidas, se extiende un pequeño prado de algunos metros de ancho y frecuentemente bañado por las inundaciones de un momento.

Yo estaba afligida al ver el ancho abismo que separa a nuestras almas, pero me esforcé para no dejarlo ver. Realmente, papá, no es culpa tuya... pero... ¿Qué, hija mía? Un día dijiste que si la existencia de Dios no puede ser demostrada, es bueno, sin embargo, obrar como si lo fuese. Mi padre se volvió hacia Máximo.

El abismo que mediaba entre él y los Ocampos y Dávilas era tan ancho, tan brusca la transición, que no era posible por entonces hacerla de un golpe; el espíritu de ciudad era demasiado poderoso todavía para sobreponerle la campaña; todavía un doctor en leyes valía más para el gobierno que un peón cualquiera. Después ha cambiado todo esto.