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Actualizado: 26 de junio de 2025


Sobre la puerta de dha. librería está una tabla embutida en la pared, retrato del señor Duque Don Pedro, de medio cuerpo, armado, de mano de Ticiano y maltratado. Dos tablas de mas de dos varas de alto y tres cuartas de ancho, de nuestro Señor y nuestra Señora con vestidura á lo antiguo, de cuerpo entero sobre campo dorado.

En pampango, al lado de toro, tenían el damak, "medida de cinco dedos que es la mano á lo ancho", según Bergaño; y no se crea que damak signifique la mano ni se asemeja á la voz que designa esta en pampango.

Tiene el Guaporé en este punto mas de media legua de ancho; sus aguas corren magestuosamente en medio de bellas márgenes y por entre islas guarnecidas de árboles muy pintorescos.

A las 7 leguas llegamos á su orilla, que nos pareció tener de ancho 60 varas, y ser de bastante profundidad: su corriente era suave y su agua limpia, aunque un poco salada. Este rio entra en el Paraná por el Rincon de Savato, á distancia de 18 leguas. Este parage está en la jurisdiccion de la ciudad de Santa , que dista 40 leguas.

Los que le han conocido, en la puerta del registro de la calle Florida, arrellanado en ancho sillón de rejilla, con su chaleco floreado y sus zapatos de paño, echando piropos a las muchachas y llevando la batuta en aquel concierto de viejos babosos y apolillados, no se imaginarían que setentón tan decidor y risueño era una fiera en su casa.

D. Pedro no salía jamás a la calle sin ir acompañado de un su criado o mayordomo, hombre zafio, que vestía el traje del labriego del país, esto es, calzón corto con medias de lana, chaqueta de bayeta verde y ancho sombrero calañés.

Casi al mismo tiempo Duchêne gritó desde fuera: Buenas noches, maestro Juan Claudio. ¿Es usted? , vengo de Falsburg y quiero descansar un momento antes de llegar a la aldea. Catalina ¿está ahí? Entonces pudo verse al buen hombre aparecer a la luz con su ancho sombrero echado hacia atrás y el rollo de pieles de carnero al hombro.

Los desterrados de otros países acaban por acostumbrarse á su desgracia, porque viven lejos y sólo ven á su patria con el pensamiento, pero el de aquí casi puede tocarla con la mano: no tiene mas que atravesar el ancho de una calle. Como todo está en pendiente, contempla su casa unos cuantos tejados más allá.

Sin embargo, su rostro hubiera pasado por hermoso a no ser por la constante movilidad de sus pobladas cejas que se unían o se separaban, según la impresión del momento. Su traje no le distinguía en nada de un simple marinero; solamente llevaba dos áncoras de oro bordadas en el cuello de su grosera chaqueta, y un ancho puñal encorvado pendía de su cintura por un cordón de seda roja.

Comparadas con el ancho del arroyo, sus débiles ondulaciones son mil veces mayores que las más formidables é impetuosas olas del mar. Reflejados en el ondulado cristal de la superficie líquida, los árboles de la orilla, las ramas cruzadas y las nubes del cielo, se retuercen y desplazan en rítmicas curvas; el espacio infinito parece danzar sobre el centelleante espejo.

Palabra del Dia

rigoleto

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