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Actualizado: 26 de junio de 2025
10 Y allí será la suerte santa de los sacerdotes, de veinticinco mil [cañas] al norte, y de diez mil de anchura al occidente, y de diez mil de ancho al oriente, y de veinticinco mil de longitud al Mediodía; y el Santuario del SE
5 E inmediato a ellos restauraron los tecoítas; mas sus grandes no prestaron su cerviz a la obra de su Señor. 6 Y la puerta Vieja restauraron Joiada hijo de Paseah, y Mesulam hijo de Besodías; ellos la enmaderaron, y levantaron sus puertas, con sus cerraduras y sus cerrojos. Y restauraron a Jerusalén hasta el muro ancho.
Grupos de islas en el mar Pacífico cuentan cuatrocientas leguas de largo por ciento cincuenta de ancho. Sólo la cordillera de las Maldivas tiene cerca de quinientas millas de longitud. Añadid á todo esto los bancos de la Isla de Francia y los bajos del Mar Rojo, que se elevan continuamente. Timor y sus cercanías ofrecen un mundo completamente animal: allí sólo se pisan cosas vivas.
Se nombró inmediatamente una columna muy reforzada, para que, tomando otra direccion, rodease la montaña y subiese á dominar por la espalda á los rebeldes, y el Comandante General con el resto del ejército se puso en marcha por la llanura: pero á la media legua tuvo que dar vuelta para evitar otra montaña, y bajar á un valle muy ancho y espacioso, donde con mas desembarazo pudiesen maniobrar sus tropas.
El Banao riega la jurisdicción de Guinobatan y sobre dicho río se levantaba hasta hace pocos años el magnífico puente de Isabel II. Tenía 1.500 pies de largo por 54 de ancho, formándolo dos grandes ojos. Este puente fué destruido por un tifón. Igual suerte sufrió el Tribunal. En este pueblo conocí un celebérrimo mediquillo. La rama de este diminuto Galeno era general en el partido de la Iraya.
Capa, no la tenían; los calzones eran de lienzo, y las medias de carne; bien es verdad que lo enmendaban los zapatos, porque los del uno eran alpargates, tan traídos como llevados, y los del otro, picados y sin suelas, de manera, que más le servían de cormas que de zapatos. Traía el uno montera verde de cazador; el otro, un sombrero sin toquilla, bajo de copa y ancho de falda.
Llevaba un holgado frac azul grotescamente cortado, un ancho pantalón de tela y un chaleco escarlata con botones de áncoras, y al que le faltaban por lo menos seis pulgadas para llegar a la cintura; finalmente, un inmenso cuello de camisa rígido y almidonado se levantaba amenazador por encima de las orejas de este personaje.
Después de echarles la bendición se había inclinado sobre ella cuchicheándole maliciosamente al oído: "Con este no te casas por casarte". El carruaje paró. Descendieron. Instantáneamente se vio con él en la sala nupcial. Había un gran lecho, muy ancho y muy bajo; brillaba indecisamente el moaré de los almohadones.
¿Y no han dicho los niños si habían visto cerca de él a alguna persona? Sí, señorita; detrás de él dijeron que iba un hombre cojo con americana clara y sombrero ancho. ¿No han dado ustedes ese detalle a los guardas? Sí, señorita. Carlota meditó un instante en silencio. Y el hombre ese ¿no se había acercado antes al niño? No lo hemos visto, ni los demás niños tampoco.
Entonces saltó fuera de enmedio de aquella canalla un cruelísimo verdugo, arrastrando un condenado como á un vilísimo jumento, atadas las manos y los piés con cadenas de acero ardiendo; traía á la garganta un collar ancho de hierro que le forzaba, mal de su grado, á tener derecha la cabeza para su mayor confusión y vergüenza: daba en tierra á cada paso por la violencia con que el inhumano verdugo le tiraba; pero los demonios que venían detrás, con una tempestad de azotes que llovían sobre su cuerpo y con otras cruelísimas befas, le obligaban á caminar.
Palabra del Dia
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