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La tierra se compra por nada en Turquía. Es igual. Lo que la señora pide vale cincuenta mil francos. ¿Cincuenta mil francos? ¡Espero que la señora no querrá regatear! Sea. Trato hecho. ¿Y dinero contante? Contante. ¿Lo tiene usted? Porque si usted no me pagase esa suma, no iría a reclamársela a París. Tengo cien mil francos en mi secreter. Pido cinco minutos para reflexionar. Reflexiona.

Toda la tarde estuvieron platicando acerca de la ida al convento y también sobre cosas relacionadas con la parte material de su existencia futura. «En la partición dijo con cierto énfasis Maximiliano , me tocan fincas rústicas. Mi tía se enfadó porque deseaba para el dinero contante; pero yo no soy de su opinión; prefiero los inmuebles».

Todavía no era moda ir a buscarlos al África, y los venían a buscar aquí, cambiando cuentas de vidrio por pepitas de oro; es decir, lanillas, cretonas y merinos, por dinero contante o por obras de arte.

Todos accedian, y todos eran ámplia y generosamente indemnizados, pues ademas de pagárseles sus casas en dinero contante, se les construían nuevas viviendas en otros puntos de la capital.

»La venta se hace al contado y mediante el precio convenido, que el señor Daudet, poeta, ha mostrado y colocado sobre la mesa en dinero contante y sonante, cuyo precio ha sido cobrado y guardado por el señor Mitifio; todo ello a vista del notario y testigos que suscriben, de lo cual se extiende carta de pago con reserva.

El intendente de marina y el comandante de artillería dicen que no darán nada mientras Villeneuve no lo pague en moneda contante y sonante. Así, así: me parece que está muy bien parlado. ¡Pues no falta más sino que esos señores con sus manos lavadas se fueran a llevar lo poco que tenemos! ¡Bonitos están los tiempos!

Cada uno hizo saltar las monedas en su bolsillo y acarició ardientemente las esperanzas ciertas, la dicha contante y sonante que habían embolsado.

Nada, mujer; que la quiebra de Schlingen ha sido la piedra que ha derrumbado el castillo de mi fortuna; tengo que pagar mis propias pérdidas y las de ese pícaro muchacho, que va a sentir mi mano de firme; ¿de dónde sacar el dinero? porque hasta ahora mis ganancias en la Bolsa no se han convertido en moneda contante: se sale de un negocio, se mete uno en otro: aquí pierdo, allí gano, y así hasta que se cae de pie o de cabeza. ¿De los Bancos? han dado tanto, que no fian ya un centavo, y a un deudor, como yo, no se le sigue prestando; acudí al portugués don Raimundo, y me he dejado chupar la sangre, ¡si vieras! pero, para lo que yo debo, esto es un grano de anís.

Y no crea que éste será de cincuenta mil francos; serán ochenta mil o cien mil, quizá más. Conozco la Bolsa a fondo, aunque nunca haya puesto los pies allí; y que se gana todo lo que se quiere con algunos millones en dinero contante y sonante. El papel del Estado es una admirable invención para los burgueses que quieren vivir modestamente y sin preocupaciones.

Pronto trabajan los leñadores en la selva, caen cortados los troncos, son lanzados á la llanura, vendidos en tablones y pagados en dinero contante y sonante. Así se abre ancho camino al alud.