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Mi cuñado. ¿Y cuándo he conocido yo a tu cuñado, ni qué me importa?... Estamos bien. ¿Y a qué venía aquí ese señor... Feijoo, dices? Me parece que es amigo de Villalonga. Ha venido a visitarme, y esta es la tercera vez... Es un señor muy bueno y muy fino. ¿Qué te crees, que viene a hacerme el amor? ¡Qué tontito! Pero en resumidas cuentas, si te parece que no debo recibirle, no lo haré más.

Soy honrada, quiero ser honrada, honradísima, por respeto a mi nombre, a mi familia... ¡Ah!, mi familia añadió, suspirando otra vez... . ¡Si me hubieran acogido con amor, no habría dado yo un mal paso! Mi familia tiene la culpa, ¿no es verdad, padrino? , , hija mía, ella tiene la culpa. Pero vamos a lo que importa... ¿Con qué cuentas para mantenerte? ¿Qué te queda de lo que te dejó tu tío?

Análogas fiestas de justas, toros y cañas se celebraron en 1425 por el nacimiento de Enrique IV y de las cuentas del Mayordomazgo Mayor constan los particulares siguientes: «costaron 30 varas de justar a 40 mrs. la vara 1200. costaron 10 rroquetes e goçetes para las dhas. varas a 100 mrs. cada un roquete e goçete que son 1000.

Todas las enamoradas lo son porque se les seca el entendimiento. Las saca uno del purgatorio del deleite y allá se van otra vez. te lo quieres, pues te lo ten. En el Infierno le ajustarán a usted las cuentas. Váyase usted luego allá con sofismas y con zalamerías de amor... Esto se acabó. Ni yo tengo que hacer nada con usted, ni usted tiene nada que hacer en esta casa. Cuenta concluida.

Falta que sea verdad lo que cuentas dijo la víctima defendiéndose. podrás creerlo o no creerlo, como un enfermo puede tomar o no la medicina que el médico le da. Porque esto es la medicina de tu conciencia. ¿Quieres otra? ¿Quieres el nombre de la que te ha robado lo que robaste? Pues te lo voy a decir.

Se ha dicho que la soledad es el abogado del diablo, señora, y es exactamente cierto respecto de la juventud. La soledad hace daño a Reina, y algunas distracciones le harán olvidar lo que al fin de cuentas no es más que una niñería. ¡Qué ideas más extravagantes tiene un cura! pensé yo. Tratar de niñería una cosa tan seria y creer que yo pueda olvidar algún día al señor de Couprat.

Pero, ¡quia!, no se rendía; y vuelta al ajuste de cuentas, y al inquirir, y al tomar acta de todos los pasos que el predilecto daba por entre los peligros sociales. En honor a la verdad, debo decir que los desvaríos de Juanito no eran ninguna cosa del otro jueves.

Una prueba de esta verdad es el cúmulo de espedientes que siempre hay en el tribunal mayor de cuentas sobre procedimientos contra alcaldes mayores y correjidores, unos fallidos, y otros con grandes rezagos por lo que han administrado, y todos estos deudores al erario.

Mi anciana madre acaba de morir; he querido estar hasta el último momento a su lado para cerrarle los ojos. ¡Ah! dijo Kernok. Después, volviéndose hacia su segundo: Arregla las cuentas a ese buen hijo. Y el segundo dijo dos palabras al oído de Zeli que se llevó a Lescoët a un rincón. Hijo mío le dijo agitando una cuerda larga y estrecha , tenemos un hueso que roer juntos.

De vuelta a casa y ya en el tren, me interrogó mi tío. Y bien, Reina, en resumidas cuentas, ¿cuál es tu impresión sobre el monte San Miguel? Que allí, será muy fácil morir de miedo, y enfermar de reumatismo. En el trayecto de la estación de V * al Pavol, reflexionaba yo, en la poca duración de las cosas de la tierra.