United States or Eswatini ? Vote for the TOP Country of the Week !


Vemos así que muchas mujeres de la clase y condición en que funcionan las manos ó la vara del marido, suelen quejarse amargamente de que éste haya renunciado por completo á sacudirles el polvo; pues entonces es cuando se creen verdaderamente destronadas..... Por lo demás, la Granadina, desde que se constituye en esposa, adopta voluntariamente algo de la manera de vivir de las orientales.

Iba hablando solo y llevaba en la mano una vara donde se posaban dos pájaros domesticados. Era un príncipe del Imperio. ¡Extraños barrios!

A la vara se le llamaba el gobierno de una casa; pero a la mujer briosa, como lo es la cordobesa, más le duele cuando la desdeñan que cuando le pegan: más la quebranta un desaire que una paliza. De todos modos, la mujer cordobesa, como las demás españolas, conserva siempre un manantial purísimo de consuelo para sus sinsabores y disgustos: este manantial es la religión cristiana.

Usaba larga melena, poseía dos estirados ojos semimongólicos, y en la calle marchaba con lentitud y majestad, mirando al público desde las alturas del Parnaso. Siempre llevaba una caña de la India con puño de oro y marfil, como lleva San José en los altares su vara de azucenas, entre el pulgar y el índice de la mano derecha, levantada a la altura del codo.

Si Pez no se afeitara el mentón y en vez de levita llevara túnica y vara, sería la imagen viva del santo Patriarca, tal como nos le han trasmitido los pintores.

Era asunto del Vara de plata; podía castigar y despedir a quien quisiera sin miedo alguno. Pero don Antolín, temblando ante la responsabilidad que le podían acarrear las decisiones enérgicas, acabó por entregarse a Gabriel, solicitando su apoyo. Aquel hombre era el que ejercía la verdadera autoridad en el claustro alto. Todos le escuchaban, siguiendo ciegamente sus consejos.

Resultará tambien, que si este campo visual es un gran lienzo blanco por ejemplo de cien varas cuadradas, y el objeto es un lienzo azul de una vara cuadrada, la sensacion será la misma que si el lienzo azul fuese de una pulgada ó de noventa varas cuadradas.

Por a su vara renunció, que pareciole cosa imposible atender a las graves obligaciones de su oficio y al mismo tiempo a las de padre mío, en que mi orfandad le había puesto.

Si me vuelve usted a decir que es hermosa la muerte replicó el otro cogiendo la vara y esgrimiéndola cómicamente , le lleno el cuerpo de chichones. ¡Decir que es guapa esa tarasca, mamarracho, más fea que el no comer! Mírela usted allí, mírela allí con esa cara que da asco... mírela, y como diga que es guapa, le pulverizo.

Entonces él, retorciendo su bigotillo, dijo con petulancia: Hay modos de mirar, tía... y yo me entiendo. ¿Habráse visto botarate? ¡Un chico que no levanta media vara del suelo! Quedaba el gran argumento y se lo largué: Mira, Quilito, que se te quiten tales disparates de la cabeza: el señor don Bernardino Esteven nunca consentirá en ese casamiento. Lo aplasté.