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La abuela, que se reunió con nosotros en este momento, cambió con la de Ribert una mirada de inteligencia que me ruborizó... Por fortuna, la conversación tomó otro sesgo. ¡Dios mío, te lo ruego, haz que ni la abuela ni la de Ribert adivinen mi niñería! 10 de febrero. Francisca, extrañada porque no me encuentra en ninguna parte, ha venido a buscarme esta mañana.

Creería que yo me opongo a que bailes con ella. ¡Qué niñería! replicó Amaury. ¿Cómo supones que iría a ocurrírsele idea tan insensata? Tienes razón repuso Magdalena esforzándose para reír. Sería una hipótesis absurda; pero, de todos modos, como que es cosa que entra en el terreno de la posibilidad ha sido una buena idea la que has tenido al pensar en invitarla.

Cuando al cabo algunos fugitivos vinieron á refugiarse bajo el hórreo y pudiste cerciorarte de que la bulla no era niñería, con terrible calma cubriste tu cabeza con la montera, pediste otro vaso de sidra, lo bebiste y después de haberte limpiado repetidas veces los labios con el dorso de la mano dijiste con sosiego aterrador: «Vamos á ver lo que quieren esos pelafustanes». Y saliste arrojando miradas homicidas á todos lados.

Y créete que lo poco que hice tiene mérito, porque en es un sacrificio cualquier niñería de este género, mientras que en esa señora no lo es, por estar muy acostumbrada a revolverse entre enfermos y difuntos, como las hermanas de la caridad. Habías de verla. Y siempre con su carita tan sonrosada, y aquel pasito ligero y vivaracho.

Por eso le busco a usted, que es quien ha de convencerla. Yo no me atrevo..., las mujeres... En fin, usted, antes que tío es usted hombre de talento y comprenderá mi situación. Yo me permití galantearla, cortejarla, cuatro bromas: ¡como es tan guapa! No me hizo caso; total, nada, una niñería..., y es posible que ella tenga reparo de tratar conmigo.

Se ha dicho que la soledad es el abogado del diablo, señora, y es exactamente cierto respecto de la juventud. La soledad hace daño a Reina, y algunas distracciones le harán olvidar lo que al fin de cuentas no es más que una niñería. ¡Qué ideas más extravagantes tiene un cura! pensé yo. Tratar de niñería una cosa tan seria y creer que yo pueda olvidar algún día al señor de Couprat.

Todo lo que pasa a mi alrededor aparéceme bajo una nueva luz, y todo revestido de una belleza desconocida para ... Es una niñería, pero hace un momento que paseándome por el bosque miraba los árboles... que pasaban antes desapercibidos y decíame: «¡Qué cosa tan bella es un árbol, qué sólido es, qué elegante, cuan lleno de vida!...» No hay un solo objeto en la naturaleza, desde la más ligera hierba, que no me cause admiración, y me deje en éxtasis.

Alguna niñería de las suyas que me hará reír cuando se descubra... Por de pronto, ese dolor de cabeza de que se me ha quejado y dice que siente desde esta mañana, ya justifica su inapetencia y ciertas salidas de tono que parecen distracciones: si a esto se añade el sobresalto y la agitación con que la pobre vino al mediodía desde el muelle, y que lo de Catana puede ser una aprensión mía, nada más que una aprensión, y lo del vestido... ¡Canástoles!... esto del vestido es de lo más raro que puede darse; ¡pero lo afirma de un modo!...

No, señores: la infantil ligereza con que nuestros vecinos hablan de nosotros; esa ligereza que es tan nativa en ellos, y que se les debe perdonar por ser un achaque de raza, una verdadera enfermedad de temperamento y carácter; ese chistoso sans façon con que nuestros vecinos dicen las mayores sandeces con la formalidad más pomposa y más entusiasta; esa especialidad francesa que consiste en hablar de la niñería más grande que se ocurre á hombre, con la mayor magnificencia y esplendidez del mundo; ese curiosísimo secreto de nuestros vecinos, no nos autoriza para insultar á una nacion.

Quisiera conocer a ese elegido, escogerle entre todos y, sobre todo añadí más bajo, quisiera amarle antes de casarme, pues después... tendría miedo de que no ocurriera tal cosa... ¡Dios mío! qué niñería en una cabeza de veinticinco años... gimió la abuela. ¿Comprende usted, amigo, el estado de alma de estas jóvenes instruidas y razonadoras? Puede ser dijo el notario ligeramente pensativo.