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A pesar de que la primera y segunda división habían sido las vencedoras de los franceses, la honra de presenciar la rendición fué otorgada a la tercera y a la de reserva, por una de esas injusticias tan comunes en nuestra tierra, lo mismo en estos días de vergüenza que en aquellos de gloria.

Y hay que volver al siniestro paseo por la enorme ciudad solitaria... Las luces brillan mortecinas; un perro aúlla en la lejanía. Y cuando, golpeada la tercera puerta, nos han abierto, yo he bajado de la tartana perplejo y asombrado. , que hay habitación.

El público que frecuentaba la tercera y cuarta función se componía casi exclusivamente de hombres aficionados a comprar hecho el amor, y de pecadoras elegantes.

Por tercera vez salió la llama del montón, próximo ya á convertirse en hoguera, y envolvió con una horrenda caricia la cabeza del zorro, el cual, tratando de huirla, principió á enroscarse, lanzando al mismo tiempo continuos chillidos.

Debo de estar pálido, desencajado... pero este egoísta no ve nada de eso». Entraron en un coche de tercera. En su mismo banco Frígilis encontró antiguos conocidos. Eran dos ganaderos que volvían de Castilla y después de hacer noche en Vetusta buscaban el amor de su hogar allá en la aldea.

Al ver a su marido, sin volver la cabeza le preguntó: Hola: creí que habías salido ya. ¿Qué traes de nuevo? Gonzalo sacó del bolsillo el periódico, lo desdobló lentamente, y se lo presentó diciendo: Esto. ¿Y qué es esto? preguntó la joven con sorpresa. Un periódico. Ya lo veo... ¿Y qué? Trae una gacetilla muy interesante. Léela. Aquí, en la tercera plana, debajo de estos versos.

- digno -respondió Sancho, enternecido y llenos de lágrimas los ojos; y prosiguió-: No se dirá por , señor mío: el pan comido y la compañía deshecha; , que no vengo yo de alguna alcurnia desagradecida, que ya sabe todo el mundo, y especialmente mi pueblo, quién fueron los Panzas, de quien yo deciendo, y más, que tengo conocido y calado por muchas buenas obras, y por más buenas palabras, el deseo que vuestra merced tiene de hacerme merced; y si me he puesto en cuentas de tanto más cuanto acerca de mi salario, ha sido por complacer a mi mujer; la cual, cuando toma la mano a persuadir una cosa, no hay mazo que tanto apriete los aros de una cuba como ella aprieta a que se haga lo que quiere; pero, en efeto, el hombre ha de ser hombre, y la mujer, mujer; y, pues yo soy hombre dondequiera, que no lo puedo negar, también lo quiero ser en mi casa, pese a quien pesare; y así, no hay más que hacer, sino que vuestra merced ordene su testamento con su codicilo, en modo que no se pueda revolcar, y pongámonos luego en camino, porque no padezca el alma del señor Sansón, que dice que su conciencia le lita que persuada a vuestra merced a salir vez tercera por ese mundo; y yo de nuevo me ofrezco a servir a vuestra merced fiel y legalmente, tan bien y mejor que cuantos escuderos han servido a caballeros andantes en los pasados y presentes tiempos.

Las dos primeras jornadas caen, como resulta del mismo drama, en julio de 1578, y la tercera en la noche anterior al embarque del rey Don Sebastián de Portugal hacia el Africa, del 23 al 24 del mismo mes.

Fija bien en tu memoria, lo que ahora voy a decirte y tenlo siempre muy en cuenta: La he salvado ya dos veces; pero a la tercera crisis no habrá remedio para ella y sucumbirá forzosamente. Esa crisis tiene que sobrevenir con tu presencia. ¡Oh! ¡Es horrible! ¡Qué situación, Dios mío! Te lo pido, pues, no ya por ti ni por , sino por ella.

Pocos, sin embargo, según parece, lograron gran éxito en el teatro. Spanische Staatsgeschichte beschrieben von der Gräfin d'Aulnoy: Leipzig, 1703, S. 51 und 62. Hállanse en la colección de sus poemas: Poemas de la única poetisa americana Sor Juana Inés de la Cruz cuya tercera edición se publicó en Barcelona en 1691.