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Esto lo decía Bonis con los ojos estúpidos clavados en el rostro risueño y soez de la moza; lo decía con una voz y un tono como los que emplean los cómicos al despedirse del pícaro mundo al final de un tercer acto, cuando están con el alma en la boca y un puñal en las entrañas. El agua le calmó y dio cierta fuerza. Pudo levantarse y despedirse. No pensó en dar explicaciones ni disculpas.

Por cierto que antes de ir adelante conviene expresar que un grupo de socios del Ateneo había puesto a Salabert el sobrenombre de El pícaro Guzmán con que le conocían. Pero este apodo no salió del círculo de amigos. Mejor éxito tuvo una frase del presidente del Consejo de Ministros explicando las iniciales del duque.

Que un diputado por Cataluña dice que dijo que ya no había Dios, y que la Virgen era esto y lo otro.... Dios me perdone, Jesús mil veces. ¿Y no lo mataron allí mismo? ¡Pícaro, infame! ¡Mal hablado, lengua de escorpión! ¡No habrá Dios para él, no; que él no lo tendrá! No, pues otro aún dijo otros horrores de barbaridá, que ya no me acuerdan.

Viéndome tan pícaro, determiné servir á un pastelero, y como Solano era tan largo, no se aplicaba á ningún oficio; cuando estando en esto oímos tañer un tamborino, y pregonar un muchacho: «La buena comedia de Los amigos trocados se representa esta noche en las casas de cabildoComo lo , abriéronseme tantos ojos como un becerro.

Ya ve vm., dixo Candido á Maitin, que á veces llevan los delitos su merecido: este pícaro de patrón holandés ha sufrido la pena digna de sus maldades. Está bien, dixo Martin, pero ¿porqué han muerto los pasageros que venian en su navío? Dios ha castigado al malo, y el diablo ha ahogado á los buenos.

Denegación muda. De modo que yo soy quien tengo que hacerlo todo. Discurramos con calma. Que Angustias es la raptada, no me cabe duda. que al pícaro don Pedrito le gustaba la niña, que se veían a menudo en vacaciones, y hasta que le escribía desde el Seminario; pero, la verdad, no creí que iba a perder el sentido hasta ese punto. ¡Cosas de chicos! ¿Quién les pudo ayudar en la fuga?

Sin embargo, el intrépido Piddington no la adora: muy al contrario, habla de ella sin contemplaciones, apellidándola corsario demasiado robusto, pícaro pirata que abusa de sus fuerzas y que nadie debe encapricharse en combatir, sino que ha de huirse de su presencia, sin sentirse deshonrado por esto. Enemigo tan pérfido os tiende á veces un lazo.

Yo decía con unos empujoncillos de risa: ¡Gentil bergantón! ¡Hideputa pícaro! Y por de dentro considere el pío lector lo que sentiría mi gallofería. Estaba, aunque lo disimulaba, como en brasas. Tratamos de venirnos al lugar. Yo y los otros dos nos despedimos y don Diego se entró con ellas en el coche.

Aunque de algún tiempo a esta parte se han suprimido muchísimos detalles grotescos de las antiguas procesiones, aún he visto figurar la representación plástica de las escenas de La Pasión, el Señor bajo la cruz, las santas doloridas... y el judío, el pícaro judío, vestido a la romana, de nariz encorvada, frente estrecha, gran abundancia de pelo y ojos torvos, a quien el pueblo enseña el puño y que pasaría por cierto un mal rato, si los guardianes, vestidos como los penitentes de la Santa Hermandad, con el sombrero de pico y el rostro cubierto, no estuvieran prontos a la defensa.

El marqués y la marquesa de Butrón salieron a su encuentro, y mientras Fernandito les presentaba al adorado amigo, decía Currita con su encantadora vocecita de niña tímida: ¡Es un pícaro, Butrón, un pícaro!... No diré yo que sea un converso, pero es un catecúmeno que por primera vez se pone hoy nuestra enseña.