United States or Venezuela ? Vote for the TOP Country of the Week !


Doña Lupe dejó las ociosas plumas a las cinco de la mañana cuando aún no era de día, y arrancó de la cama a Papitos, tirándole de una oreja, para que encendiera la lumbre. ¡Flojita tarea la de aquel día; un almuerzo para doce personas! Llamó a Fortunata para que se fuera arreglando, y acordaron dejar dormir a Maxi hasta la hora precisa, porque los madrugones le sentaban mal.

Acostumbrada la prójima a levantarse a las nueve o las diez de la mañana, éranle penosos aquellos madrugones que en el convento se usaban. A las cinco de la mañana ya entraba Sor Antonia en los dormitorios tocando una campana que les desgarraba los oídos a las pobres durmientes.

En cuanto a Pilar, ufana con el cambio, olvidaba las miserias pasadas junto a la máquina de coser, las veladas fatigosas, los madrugones constantes, la visita, noche a noche, de registros, a entregar o recibir los pantalones de paño y los chalecos de bayeta.

En aquella estancia dormían años atrás, en la cama dorada de Anita, él y ella, amantes esposos. Pero... habían coincidido en una idea. A ella la molestaba él con sus madrugones de cazador; a él le molestaba ella porque le hacía sacrificarse y madrugar menos de lo que debía, por no despertarla. Además, los pájaros estaban en una especie de destierro, muy lejos del amo.

No faltan madrugones que iluminan las vidrieras de las granjas, y en las cresterías de piedra de la abadía de Montmajour, los quebrantahuesos aletargados todavía por el sueño revolotean entre las ruinas. Sin embargo, encontramos ya, a lo largo de las zanjas, campesinas viejas que van al mercado, trotando en sus borriquillos.