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En el fondo de esos pasajes, llenos de labores y arabescos, de columnitas de jaspe y curiosidades, es donde son mas pintorescos los grupos populares, y donde la granadina, de ojos negros, vivos y picantes, ejercita con mas arte sus provocaciones para con el extranjero y sus pequeñas astucias de mercader.

Fue una granadina muy guapa, hija de un magistrado de aquella Audiencia territorial. La conoció mi padre andando por allá una temporada, ocupado en negocios de minas, y se casó con ella de la noche a la mañana. El magistrado era viudo y pobre, y se murió dos años después de la boda de su hija.

Yo, por ejemplo, al proponerme describir á la Granadina, hállome con que mi provincia no es toda la Andalucía, ni tan siquiera todo el antiguo reino de Granada; tropiezo con que, al llegar este libro á la G, ya contendrá descripciones cumplidísimas de las mujeres de Almería, Cádiz y Córdoba; y encuéntrome, finalmente, con que después han de venir los artículos sobre las de Jaén y las de Málaga, tan parecidas á las hijas del Darro, del Guadalfeo y del Guadix.

Pero, cuando ocurre lo uno ó lo otro, la noble hija del Genil se viste, se prende, se presenta, valsa, polka, habla y escucha con tanto gusto, distinción y gallardía, como aquella ilustre y bella Granadina que se sentaba, hace tres años, en el que entonces era el primer trono de Europa, hoy arrumbado sillón sin empleo.

Carácas, Barcelona, Cumaná, Varinas, Guayana y Margarita por parte de Venezuela, y Casanare, única provincia granadina ocupada por las armas republicanas, se hallaban dignamente representadas en esta ocasion solemne.

La Granadina ve á Lucifer tantas veces al día como lo vieron San Antonio Abad y Santa Teresa de Jesús, y lo acusa á cada momento de cuantas desgracias le ocurren ó presencia. «El Demonio ha hecho que pase esto.» «Quiso el Diablo que sucediera lo otro.» «Satanás me ha escondido el ovillo, las tijeras ó la aguja.» «Me tentó el Demonio, y dije aquello ó hice lo de más allá.» «Hoy tengo los Malos en el cuerpo.» «Fulano es el enemigo.....» Estas y otras parecidas frases no se caen nunca de sus labios, y, al propio tiempo, pónele la cruz á Luzbel, ó se santigua estremeciéndose, ó dice «¡Ave María Purísimapor vía de exorcismo y desinfectante.

Hallábase despues en Guayana reorganizando sus tropas y separándose de los muchos desastres que las habian afligido desde aquella noche fatal, cuando un comisionado de la provincia granadina de Casanare se presentó á informarle de que Paez, desconociendo su autoridad y la del Consejo de gobierno, habia sido elevado por el ejército del Apure á la dignidad de primer jefe y director supremo del pais.

Conque vedla, ¡, vedla! ¡Saludad á la Granadina de Granada bajo cualquiera de las formas en que aparece á nuestros ojos! Ya es la noble, la distinguida, la delicada aristócrata de aquella tierra clásica de lo regio.....

En lo demás, la Granadina del campo, y singularmente las ricas, son lo mismo que las labradoras de la capital, si bien menos joviales y hasta un poco atrabiliarias. Y no es todo rusticidad, sino que la melancolía general de la provincia raya en ictericia á medida que se aleja uno de la poética Granada.

Con esto y con su fértil aventurera imaginación, tiene bastante una hija de Granada para no estar nunca sola. El gato, la flor, el canario y la mujer..... ¡qué cuarteto! La Granadina es herbívora, vinífoba y gazpacháfaga. Es herbívora: esto es, se alimenta principalísimamente de vegetales cocidos, fritos, asados ó crudos.