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Actualizado: 25 de junio de 2025
Vestía rico abrigo de pieles, con traje de seda del color del sombrero, cubierta la falda por otra de tul o granadina, que era por entonces la última moda. Llevaba, como hemos dicho, el manguito levantado a la altura de los ojos: éstos posados en el suelo, como quien nada tiene que ver ni partir con lo que a su alrededor acaece.
Vemos así que muchas mujeres de la clase y condición en que funcionan las manos ó la vara del marido, suelen quejarse amargamente de que éste haya renunciado por completo á sacudirles el polvo; pues entonces es cuando se creen verdaderamente destronadas..... Por lo demás, la Granadina, desde que se constituye en esposa, adopta voluntariamente algo de la manera de vivir de las orientales.
Echada la sonda en la imaginación y en el corazón de nuestra heroína, y conociendo, como ya conocemos, la índole y la profundidad de su fantasía y de sus creencias, se ha simplificado mucho la tarea de estudiarla, y podemos proceder á analizar sus costumbres rápida y objetivamente. Principiemos por desenvolver este La Granadina es la señora de su casa.
La intendencia de Quito, ahora República del Ecuador, se agregó a la unión en 1829; pero cuando murió Bolívar en 1830, se disolvió la unión y Nueva Granada adoptó en 1831 el título de República de Nueva Granada. Después se cambió el título al de Confederación Granadina, posteriormente a Estados Unidos de Colombia, y últimamente a República de Colombia.
Es un melancólico señorío, una poética distinción, un gracioso romanticismo, propio exclusivamente de las reinas destronadas. La Granadina podrá ser genial y chistosa por naturaleza, y resultar así cuando se la excita; pero se diría que siempre es á pesar suyo.
No extrañe, pues, el lector que desatienda en ocasiones puntos de vista extensivos á todas las Andaluzas, ni que, por el contrario, señale algunas veces como condición propia de la Granadina lo que caracterice también á la de Almería y á la malagueña. ¡Sin esta libertad de acción fuera imposible sacar las siguientes fotografías! Una advertencia más, y entramos en materia.
Sucedió esta durísima batalla que ensangrentó la granadina tierra el año mil trescientos diez y nueve, mañana de San Juan, triste y sangrienta para el cristiano bando, y venturosa para la gente indómita agarena: en Castilla reinaba Alfonso Onceno, y rey y emir de los alarbes era el terrible Ismail.
En este punto es La perfecta casada de Fr. Luis de León. Lo que la Granadina no hace nunca..... Pero esto que voy á decir merece figurar como La Granadina no cultiva el campo.
Fernández Jiménez, Moreno Nieto, Castro y Serrano, Manuel del Palacio, tu pobre hermano Pepe, Antonio de la Cruz, Salvador de Salvador, Pérez Cossío, Soler, Pepe Luque, Moreno González, Pineda, e tanti altri, hoy ya viejos ó muertos, levantaron el vuelo con nosotros ó como nosotros, desde aquella deliciosa mansión, en que habíamos formado la célebre sociedad de La Cuerda, hasta las ingratas orillas del Manzanares, donde algunos seguimos viviendo juntos dos años más, bajo la denominación de Colonia Granadina..... ¡Calle del Mesón de Paredes! ¡calle de los Caños! ¡fonda del Carmen, que ya no existes! ¡ventorrillos, ventas y posadas, en que tan pobre y alegremente pernoctamos durante nuestras primeras etapas por el mundo de las Letras, de las Artes, de las Ciencias ó de la Política!..... ¿Quién os dijera que muchos de aquellos locos mozuelos que tan dificultosamente pagaban el gasto diario y tan alborotada traían la vecindad, habían de convertirse en estas graves personas que hoy se complacen en recordar, como inverosímiles leyendas, ó cual si refiriesen travesuras de sus propios hijos, aquellas graciosas cuanto inocentes calaveradas, no reñidas con el más asiduo y heroico trabajo?
En Dios y mi ánima te juro, reduciéndome á hablar de ti, Mariano mío, que cuando, hace poco tiempo, te veía dirigir con universal aplauso la orquesta del teatro Real, de donde mengua es de España que estés alejado y donde no has sido sustituído ni lo serás nunca; cuando escuchaba á insignes artistas nacionales y extranjeros ensalzar tu nombre sobre el de todos los que habían ocupado aquel verdadero trono de la Música, me regocijaba tu gloria cual si fuera mía, ó por lo menos, de toda la Colonia Granadina, de 1854 á 1856, y que igual placer y ufanía siento cada vez que asisto á los grandes triunfos que sigues alcanzando como Director de la sabia Sociedad de Conciertos, admiración de propios y extraños.....
Palabra del Dia
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