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Mata de una puñalada á un criado que se opone á su entrada, pero llega á escaparse antes de que acudan los vecinos atraídos por el escándalo. Nadie sabe quién es el asesino. Juan Pascual prende á todos los habitantes de la calle, y nada puede averiguar; pero una vieja, que trabajaba tarde en su ventana, á la luz de un candil, declara que ha conocido al Rey.

Los que tal imaginasen no saben lo que es el amor cuando prende en el corazón de un artista. Timoteo se complace siempre en alimentar este amor con incesantes y secretas meditaciones y gusta de exhalar sus quejas lánguidamente por medio del violín. Presentación lo sabe. Sabe que todos los nocturnos melancólicos, lo mismo que las arias trágicas desgarradoras, a ella van dirigidos.

Pero, cuando ocurre lo uno ó lo otro, la noble hija del Genil se viste, se prende, se presenta, valsa, polka, habla y escucha con tanto gusto, distinción y gallardía, como aquella ilustre y bella Granadina que se sentaba, hace tres años, en el que entonces era el primer trono de Europa, hoy arrumbado sillón sin empleo.

Verá el señorito lo que tardan en juntarse unos y otros, y entonces será ella. Ya se incendian en el campo muchos pajares, sin que se vea la mano que les prende fuego. Dupont se exaltaba. Mejor: que se uniesen todos, que se sublevaran cuanto antes, para acuchillarlos, y obligarles a volver a la obediencia y la tranquilidad.

Así cuando una llama prende á un vestido, el temor y el azoramiento hacen que se propague más y más, y cada sacudida, cada golpe es un soplo de fuelle que la va á avivar.

Al real en mal punto fue traido Por ciertos capitanes, y llegado El Juan Ortiz le prende, que ha sabido Que entre los indios era respetado. En su busca veinte indios han venido; Un Guaranì, que entre ellos se ha criado, Y de lengua servia, ha sido preso, Y oid de estas prisiones el suceso.

Con antorchas le esclarecen el camino, y á su llama, que en chispas se desparrama del viento bajo el furor, de Ayela ve el almirante la sobrehumana hermosura, y súbita llama impura prende en él de un torpe amor.

Tras él el Presidente al punto envía A Valero, que sale como un viento, Y con las provisiones le requiere, Mas él, obedecerlas nunca quiere. El buen Torres de Vera como entiende Aquesto, determina de partirse Al Rio de la Plata, que pretende Del Virrey y su ira escabullirse. Tras él saliendo Céspedes, le prende, Que no le aprovechò con priesa el irse.

De Juan Ortiz la gente con pujanza Les prende, y el negocio por escrito Se pone, y á los tres luego cortaron Las cabezas, y en alto las fijaron. Tambien allá en la isla pretendieron Llevar de la Almiranta unos soldados La barca, con la cual ir se quisieron Al puerto San Vicente encaminados.

Las escenas inmediatas nos la presentan ya del todo cristiana y en traje de ermitaña; Filipo se acerca con un ejército, organizado para la extirpación del cristianismo, y prende, entre otros prosélitos de este culto, tan odiado por él, á su misma hija, y, sin conocerla, se la lleva cautiva.