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El matrimonio es la verdadera vocación de la mujer, y no veo nada de espantoso en que una guapa muchacha se case con un buen mozo de su gusto... ¿Qué dice de esto la señorita? Al decir esto me estaba pellizcando amistosamente una oreja y moviéndola para despertar mi atención. Es que, hasta ahora, no tengo gana de casarme... ¡Soy tan feliz a tu lado! Frase clásica de dama joven.

No sin razon se puede llamar á ese valle el huerto de Madrid, pues se distingue por la abundancia y excelencia de sus frutas y hortalizas. En España la tierra clásica de las fresas y los espárragos es Aranjuez. Su industria es muy reducida, y su agricultura de poquísima importancia, si se ha de juzgar por las escasas viñas y los diminutos olivares de algunas colinas del contorno.

La clásica sopa de manteca con huevos humeaba ya en el centro de la mesa. Mira, haz plato a Gonzalo... Comienza ya a servirle le dijo después sonriendo bondadosamente, como mujer que profesaba ideas semejantes a las expresadas por San Pablo en su célebre epístola. Cecilia se apresuró a obedecer, colmando el plato de su futuro.

Si la cosa es por otro estilo, aunque ahora no hay cosas por otro estilo: Es bonita dicen, sólo que es pesada; pero a mi me hizo reír mucho cuando la leí; es clásica, por supuesto; pero no hay acción; no sucede nada. Por otra parte, una dama está un poquillo ofendida porque la protagonista, que nació demasiado pronto, tiene más años de los que ella quiere aparentar.

Acostumbrados á no echar de menos la uniformidad clásica, introdujeron la misma libertad en el ornato, así que, rara vez se encuentran en una arquería árabe dos capiteles iguales, ni dos arcos del mismo vuelo, ni dos archivoltas exornadas con las mismas ajaracas.

Es poeta elegante y lapidario Cecilio Apóstol, en cuyos números campa serenidad clásica. Bebió el licor ático en búcaro francés, posibles divinos "alfareros" Moreas o Heredia, no nacidos en Francia.

Leyó y, á medida que avanzaba en la lectura, su frente se contraía con sombrío descontento. Nada más vulgar que aquella carta, clásica declaración de un oficial de curia á una obrera florista, y firmada "Héctor," sin apellido. Pero no había duda posible; era del hijo de Bobart, del oficial de húsares, del comensal, un poco atrevido, del banquete de boda.

La tragedia de Ayax Telamon se distingue por sus notables bellezas, no obstante su plan descabellado; entretéjense en ella varias escenas imitadas de la de Sófocles, que lleva el mismo título, y algunas otras de Virgilio y de Ovidio; todo lo cual, prueba lo familiares que eran á nuestro poeta las obras de la antigüedad clásica.

Este bardo argentino dejó a un lado a Dido y Arjea, que sus predecesores los Varelas trataron con maestría clásica y estro poético, pero sin suceso y sin consecuencia, porque nada agregaban al caudal de nociones europeas, y volvió sus miradas al desierto, y allá en la inmensidad sin límites, en las soledades en que vaga el salvaje, en la lejana zona de fuego que el viajero ve acercarse cuando los campos se incendían, halló las inspiraciones que proporciona a la imaginación el espectáculo de una naturaleza solemne, grandiosa, inconmensurable, callada; y entonces el eco de sus versos pudo hacerse oír con aprobación aun por la península española.

La simetría, que en nuestra humilde opinion debe cifrarse más que en la uniforme repeticion de las partes, en la buena proporcion de unas con otras y de ellas con el todo, nunca se entendió por los arquitectos de la edad media, orientales y occidentales, del modo servil que lo hicieron los de la clásica antigüedad.