Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 6 de junio de 2025


La verdad era que lo que creían los portugueses cristianismo viciado era la religión fundada por Sidarta, príncipe de las sakias de Kapilabastu, y predicada en Ceilán algunos siglos antes de Cristo. La moral de esta religión no podía ser más santa ni más hermosa, pero su metafísica era errónea y desconsoladora.

no sabes lo que es sentir la brisa matinal en las mejillas porque te has acostumbrado al aire viciado de la cervecería y del círculo; no gozas con el sol porque vives la mayor parte de la vida con luz artificial; te repugna el caminar porque has estado demasiado tiempo tendido en las butacas... Pero yo soy otra cosa... yo he nacido en el campo; el sol me conoce y las nubes también y las piedras y los abrojos... Para es un gran disgusto que no seas cazador.

Verdad que, en muchos casos, no era posible que hubieran sido publicadas por él en forma más pura que por sus anteriores editores a menos de haberlas en gran parte rehecho , pues no siempre poseería sus propios manuscritos, que, vendidos a los directores de las compañías, habrían ido a parar Dios sabe dónde, sino que tendría que valerse de copias y de copias de copias en las que el texto estaría mutilado y viciado hasta por las propias necesidades de la representación escénica.

Simoun se detuvo ahogando un suspiro y despues continuó lentamente con la mirada vaga. , yo soy aquel que ha venido hace trece años enfermo y miserable para rendir el último tributo á un alma grande, noble que ha querido morir por . Víctima de un sistema viciado he vagado por el mundo, trabajando noche y día para amasar una fortuna y llevar á cabo mi plan.

Se sentó en un sillón, sacó una caja de pasta negra, me ofreció un polvo, tomó otro, y me dijo: Nos encontramos en una situación sobre manera extraña: una joven, embellecida por Dios con cuantas virtudes pueden hacer respetable a una criatura, sola, pobre, desventurada, se encuentra entre nosotros dos; puesta primero, bajo la protección espiritual de un pobre exclaustrado, y amparada después, de una manera noble, desinteresada admirable, por un joven rico, viciado en el gran mundo, casi impío, pero que tiene un excelente corazón.

Nucha le ofrecía de vez en cuando golosinas y calderilla, y el rapaz, como suele suceder a las fieras domesticadas, contrajo excesiva familiaridad y apego, y costaba trabajo echarle de allí, encontrándosele por todas partes, donde menos se pensaba, a manera de gatito pequeño viciado en el mimo y la compañía. Muchísimo le llamó la atención la chiquitina al pronto.

Lázaro estaba recogido y leyendo cuando llegó hasta sus oídos el alegre bullicio de la fiesta. Cerró entonces el libro, abrió el balcón, y el airecillo fresco de la noche le trajo claras y distintas las apasionadas frases de la música, como si el mundo, con aquella voz de sirena, quisiera arrancarle de la soledad. Bajó al jardín, se acercó a una reja, y oculto entre unos arbustos cuyas ramas se entrelazaban trepando por los gruesos barrotes de hierro, tendió la vista hacia el salón. Su mirada lo abarcó todo. Pasado un instante, la sorpresa se convirtió en asombro; sus ojos, deslumbrados por la claridad, fueron descubriendo los grupos, aislando las figuras, fijándose en los rostros, viendo surgir de entre un confuso mar de luces y colores las formas y el aspecto de las cosas. Los corrillos tan pronto formados como disueltos; la extraña amalgama que producían en el cuadro los trajes negros de los hombres destacándose sobre los vestidos claros de las mujeres; el continuo pasar de sombras que se cruzaban ante la reja, cortándole la vista; la variedad infinita de actitudes; el estado de los ánimos reflejado en las caras, atestiguando en uno de la indiferencia, en otro de los celos, mostrando acá la frialdad del apático, allá la impaciencia del nervioso, todo aquel conjunto de riquezas para él desconocidas, de lujos ignorados, le produjeron una impresión extraña, fuerte porque era nueva, y poderosa porque era continuada. La vista de aquel incesante movimiento, la luz arrancando destellos en pedrerías y collares, las damas, unas de semblante fresco como flores de campo, ajadas otras por los afeites o los años, engalanadas con sedas de todos los matices, desnudas las espaldas y los pechos a propio intento revelados en lo poco que el raso les cubría, el aire bochornoso y viciado que por la reja se escapaba, acabaron de marear al cura, sin que por eso dejara de mirar con ansia, creyendo a cada instante descubrir novedades que hiriesen su imaginación y calmasen sus agitados nervios. Hubo un momento en que la música apagó todos los otros ruidos; el ritmo sonoro y melódico de sus notas parecía arrastrarse como aurora de primavera en plantío de rosas; los giros lánguidos de acordes amortiguados y dulcísimos se trocaban de pronto en explosión de sonidos alegremente locos, y las armonías se esparcían como suspiros que volaban a refugiarse entre los pliegues de las amplias colgaduras, produciendo combinaciones raras, que se perdían, unas envueltas entre los giros de otras, como crujir de sedas y estallar de besos comprimidos. Las parejas iban deslizándose rápidamente ante la reja en confuso desorden, desapareciendo y tornando a pasar cual figuras de una linterna mágica, hasta que, callando de repente la orquesta y suspendiéndose aquel vertiginoso movimiento, Lázaro vio acercarse, impelidos todavía por la última vuelta del vals, una mujer y un hombre: Félix y Josefina.

Y como los doscientos treinta y cuatro, pasaron sus horas de clase los miles y miles de alumnos que les precedieron, y, si las cosas no se arreglan, pasarán todavía los que han de venir y se embrutecerán, y la dignidad herida y el entusiasmo de la juventud viciado se convertirán en odio y en pereza, como las olas que, volviéndose fangosas en cierta parte de la playa, se suceden unas á otras dejando cada vez mayor sedimento de basura.

En esa region de la clase media francesa reinan en las relaciones sociales la cordialidad, la franqueza y la benevolencia, dirigidas por el buen gusto y ese fondo de buen sentido, de razonamiento sólido y claro, que son los distintivos del mundo que no se ha viciado con las intrigas de la especulacion, la vanidad y los delirios de la ostentacion ó la moda, y las indignidades de la vida cortesana.

No vacila el más tímido gobernante en dictar una ley que ha de producir la miseria y la lenta agonía de miles y miles de súbditos, prósperos, trabajadores, felices tal vez, para satisfacer un capricho, una ocurrencia, el orgullo, ¿y usted se estremece porque en una noche han de terminar para siempre las torturas morales de muchos ilotas, porque un pueblo paralitico y viciado ha de morir para dar paso á otro nuevo, joven, activo, lleno de energía? ¿Qué es la muerte? ¡La nada ó un sueño! ¿Serán sus pesadillas comparables á la realidad de torturas de toda una miserable generacion? ¡Importa destruir lo malo, matar al dragon para bañar en su sangre al pueblo nuevo y hacerle robusto é invulnerable! ¿Qué otra cosa es la inexorable ley de la naturaleza, ley de lucha en que el débil tiene que sucumbir para que no se perpetúe la viciada especie y la creacion camine al retroceso? ¡Fuera, pues, femeniles preocupaciones! ¡Cúmplanse las leyes eternas, ayudémoslas y pues que la tierra es tanto más fecunda cuanto más se abona con sangre, y los tronos más seguros cuanto más cimentados en crímenes y cadáveres, no haya vacilacion, no haya duda! ¿Qué es el dolor de la muerte?

Palabra del Dia

irrascible

Otros Mirando