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Actualizado: 24 de julio de 2025
Llegará la época en que recobrando los dos antagonistas sus instintos primitivos, y ambos interiormente impelidos á ventilar la secular contienda iniciada en el Oriente, se determinen á declararse implacable guerra, aspirando cada cual á quedar dueño esclusivo del campo; y entonces volverán nuevamente á pronunciarse las facciones genuinas de los dos opuestos principios.
Sólo escribirán los verdaderamente inspirados, los amantes de la gloria, los punzados e impelidos por el estro, los que tienen algo grande y nuevo que decir, o el que absolutamente no sirve para nada, y, como ha seguido carrera literaria, se hace escritor, desesperado de no poder ser otra cosa y para consolación en su desventura.
Al mismo tiempo se dirigía la vista en derredor, y ¡qué espectáculo, Dios mío!, treinta y dos navíos, cinco fragatas y dos bergantines, entre españoles y franceses, colocados delante, detrás y a nuestro costado, se cubrían de velas y marchaban también impelidos por el escaso viento. No he visto mañana más hermosa.
Llegóse un día déstos, y Policarpo procuró aventajarse en magnificencia y grandeza en solenizarle sobre todos cuantos hasta allí se habían hecho; y cuando ya el teatro estaba ocupado con su persona y con los mejores del reino, y cuando ya los instrumentos bélicos y los apacibles querían dar señal que las fiestas se comenzasen, y cuando ya cuatro corredores, mancebos ágiles y sueltos, tenían los pies izquierdos delante y los derechos alzados, que no les impedía otra cosa el soltarse a la carrera sino soltar una cuerda que les servía de raya y de señal, que en soltándola habían de volar a un término señalado, donde habían de dar fin a su carrera, digo que en este tiempo vieron venir por la mar un barco que le blanqueaban los costados el ser recién despalmado, y le facilitaban el romper del agua seis remos que de cada banda traía, impelidos de doce, al parecer, gallardos mancebos, de dilatadas espaldas y pechos y de nervudos brazos; venían vestidos de blanco todos, sino el que guiaba el timón, que venía de encarnado, como marinero.
Pero ahí, hacia la derecha, se remataba a los rusos y austriacos del modo más admirable. ¿No veis los pantanos de Satzchan? A lo lejos brilla su engañosa superficie; están helados, y los rusos, impelidos por Soult, se precipitan sobre ellos.
Es principio indubitable que los puertos de arribadas deben ser seguros y de fácil entrada, donde los navegantes se acojan impelidos de las borrascas, de necesidad de víveres ó de la incomodidad de la navegacion, para procurarse seguridad, descanso, refresco ó habilitacion del buque; y no pudiéndose encontrar ninguno de estos alivios en los puertos de la costa patagónica, ya se vé por esta parte que no son de utilidad alguna: consideracion que se extiende á que tampoco lo son para las demas naciones, fuera de que en puertos de mareas tan variables y excesivas, nadie querrá arrojarse á la arribada, temiendo le fuese mas perjudicial que la borrasca.
Quizá si se acercaron fue impelidos por la embriaguez que se apodera de los nervios bajo la letal influencia de la viciada atmósfera que forman las mentiras oídas, los perfumes aspirados y los resplandores que deslumbran; fueron como la rama que se inclina sobre el río mientras la violencia de la corriente alza la superficie del agua, sin que pueda notarse si los tallos la buscan, o es ella la que sube hasta manchar sus hojas.
Antes que mis dos compañeros pudieran acudir en mi auxilio, los dos nos debatíamos, cuerpo a cuerpo, en medio de la profunda obscuridad, sobre el mismo borde del abismo, a cuyo seno era su intención arrojarme para que pereciera como los dos guardias suizos, los cuales debieron ser impelidos al fondo del precipicio por el astuto cardenal.
Palabra del Dia
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