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Y al mismo tiempo, según la tenía cogida por las yemas de los dedos, la atrajo contra hasta juntarse ambos cuerpos, y le dio un beso sonoro, largo y apretado, uno de esos besos que despiertan en los ángeles deseo de pedir licencia para venirse al mundo.

El ruido es mareador y se siente en el aire una trepidación incesante; el repiqueteo de los cascos, el vuelo sonoro de las ruedas, parece a cada instante aumentarse. Temeríase a cada momento un choque, un fracaso, si no se conociese que este inmenso río que corre con una fuerza de alud, lleva en sus ondas la exactitud de una máquina.

Su barba es limpia y blanca como la plata, y su rostro es bellido como la luna en su catorceno día. Nunca ríe, camina despacio. Al dejar caer aquellas alabanzas, una a una, como perlas sobre sonoro azafate, la sarracena observó de soslayo el semblante del mancebo.

El magestuoso y sonoro idioma del Hedjaz consagrado por el profeta de Dios á la promulgacion del Koran, es prostituido y vilipendiado por sus atrevidas lenguas en obsequio del profeta nazareno : nada menos intentan esos criminales alucinados que convertir con una insensata predicacion los corazones de tantos miles de creyentes, fieles y fervorosos, al culto del Hijo de María, escarneciendo la doctrina y nombre de Mahoma. ¡Pobres insensatos!

Para evitar su fascinadora influencia se acercaron a los señores que allí había, los cuales les saludaron con palmaditas en el rostro. Doña Martina, después de dar a Miguel un beso sonoro en la frente, les preguntó que dónde habían estado: contestó Miguel en voz alta, para que lo oyese Eulalia, que se habían pasado la tarde en el cuarto de Enrique y Carlos jugando con el mapa de rompe-cabezas.

El título fué uno de los puntos en que mejor se mostró el gallardo ingenio e invención de don Rosendo. Intitulólo El Faro de Sarrió, nombre altamente expresivo y sonoro, y de alcance singular, por cuanto no otra cosa se proponía su fundador que esclarecer a su pueblo y darle esplendor. Secretamente encargó a Madrid un grabado para la cabeza del periódico.

Para Batiste sacaba también lo más florido y sonoro de su estilo. Era su mejor cliente: ni un sábado había dejado de entregar á sus hijos los dos cuartos para la escuela. Este es el mundo, señor Bautista; ¡hay que resignarse! Nunca sabemos cuáles son los designios de Dios, y muchas veces, del mal saca el bien para las criaturas.

Después, acercándose más á su amante y empinándose sobre la punta de los pies, le dió un beso claro y sonoro en la mejilla. Pedro la estrechó contra su corazón. Era la primera caricia que se hacían desde que salieron de casa. Poco trecho necesitaron andar para colocarse sobre el mismo corte de la Peña.

El joven se retorció el bigote con expresión distraída y su mirada vaga pareció buscar en el espacio una silueta fugitiva. La tía Liette le observaba como al descuido. ¿Está en camino, Carlos? preguntó maliciosamente. No, todavía está en las nubes. Y con una risa un poco forzada para ocultar su confusión, el joven dio un sonoro beso en la frente de la empleada.

En lo hondo, sobre la pincelada verde del ramaje, resalta la pincelada azul de las montañas; más bajo, por entre los troncos, a pedazos, espejea la laguna. El cielo está diáfano. Las palomas giran con su aleteo sonoro. Y un acridio misterioso chirría con una nota larga, hace una pausa, chirría de nuevo, hace otra pausa... La entrada de la casa principal es ancha.