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Como las cosas que se intentan no se consiguen con el éxito que se desea si al mandarlas o persuadirlas no se acompañan con la práctica de algunos actos en que por la experiencia se conozcan los favorables efectos y conveniencias que se le propone, para que desde luego conocieran estos naturales lo que se les había de seguir del aseo, dispuse el que en las casas principales, en la del corregidor, o en las de otros indios principales, no se les impidiese el juntarse a tener sus diversiones caseras cuando hubiera un razonable motivo, y con la decencia y orden regular, a las que no pocas veces asistí yo con mi mujer, y a mi ejemplo asisten siempre los administradores y sus mujeres, con lo que he conseguido desterrar la odiosa separación que había entre españoles e indios, estableciendo el trato y comunicación mutua, no tan solamente en estas ocasiones, sino también en todos los días del año que mutuamente se visitan con los españoles y españolas todas las familias en quien resplandece el aseo; y éste es un poderoso estímulo para animarlos más y más cada día, como se va experimentando.

Existe una tribu de pieles rojas en la que las madres intentan hacer hijos para consejeros y para la guerra haciéndoles inclinar la cabeza hacia adelante ó hacia atrás por medio de sólidos instrumentos de madera y vendajes apropiados; lo mismo que esta tribu existen pedagogos que se consagran á la obra funesta de fabricar cabezas de funcionario y otros cargos, lo cual consiguen, desgraciadamente, con harta frecuencia.

Las cosas dificultosas se intentan por Dios, o por el mundo, o por entrambos a dos: las que se acometen por Dios son las que acometieron los santos, acometiendo a vivir vida de ángeles en cuerpos humanos; las que se acometen por respeto del mundo son las de aquellos que pasan tanta infinidad de agua, tanta diversidad de climas, tanta estrañeza de gentes, por adquirir estos que llaman bienes de fortuna.

No lo dudemos: el arte de gobernar no es mas que la razon y la moral aplicadas al gobierno de las naciones; el arte de conducirse bien en la vida privada, no es mas que el Evangelio en práctica. Ni la sociedad ni el individuo olvidan impunemente los eternos principios de la moral; cuando lo intentan por el aliciente del interes, tarde ó temprano se pierden, perecen, en sus propias combinaciones.

Otro tanto sucede con las madréporas. En su desnudez presente, convertidas de pinturas en esculturas, más abstraídas, digámoslo así, parece que intentan revelarnos el secreto de esos pueblecillos cuyo ornamento constituyen.

Ellos también parece que ven venir la lucha y se preparan para la defensa. Hoy lo dijo Toreno en las Cortes observó Pinilla. Pero les va á ser difícil escapar. El pueblo está irritado contra ellos; el pueblo quiere libertad, y ha de atropellar á los que intentan no permitirle llegar hasta el fin. La gran dificultad consiste en no poderles coger reunidos en un solo punto.

En ocasiones traslada á la corte á campesinos y explota el contraste de sus hábitos antiguos con los nuevos modales, que intentan adoptar, convirtiéndolos en fuente inagotable de las más ingeniosas y agradables ocurrencias.

Las más de las veces son condenados á muerte, que de este modo intentan redimir su vida, si después de dar muerte á algún soldado consiguen escapar llevando el armamento del muerto. En estos casos no hay para ellos obstáculo alguno, pues ciegos en su furor todo lo salvan con tal de conseguir sus designios.

Los muertos se quedan inmóviles al borde de la vida, espiando a las nuevas generaciones, haciéndolas sentir la autoridad del pasado con un rudo tirón en su alma cada vez que intentan apartarse del sendero marcado por la rutina. ¡Qué tiranía la suya! ¡Qué poder sin límites!

Y las que se intentan por Dios y por el mundo juntamente son aquellas de los valerosos soldados, que apenas veen en el contrario muro abierto tanto espacio cuanto es el que pudo hacer una redonda bala de artillería, cuando, puesto aparte todo temor, sin hacer discurso ni advertir al manifiesto peligro que les amenaza, llevados en vuelo de las alas del deseo de volver por su fe, por su nación y por su rey, se arrojan intrépidamente por la mitad de mil contrapuestas muertes que los esperan.