United States or Saint Vincent and the Grenadines ? Vote for the TOP Country of the Week !


Y luego prosigue, diciendo: Espantóse el primo, así del atrevimiento de Sancho Panza como de la paciencia de su amo, y juzgó que del contento que tenía de haber visto a su señora Dulcinea del Toboso, aunque encantada, le nacía aquella condición blanda que entonces mostraba; porque, si así no fuera, palabras y razones le dijo Sancho, que merecían molerle a palos; porque realmente le pareció que había andado atrevidillo con su señor, a quien le dijo: -Yo, señor don Quijote de la Mancha, doy por bien empleadísima la jornada que con vuestra merced he hecho, porque en ella he granjeado cuatro cosas.

Pronto se le ofreció ocasión oportuna: a una vuelta del carruaje enredóse la sombrilla en las ramas de un roble, y despedida aquella con violencia, vino a caer sobre uno de los caballos; espantóse el animal, reculando bruscamente; retrocedió el coche a su empuje, osciló un momento y quedó inmóvil, inclinado, hundiéndose, hundiéndose suavemente... Un grito de espanto escapóse de los labios de todos, y una vieja que cruzaba guiando un borriquillo gritó, extendiendo los enjutos brazos, con esa energía de la fe en los momentos de angustia: ¡Aita San Ignazio..., salbazazu!.

Espantose de pronto Jovita, y dio un salto que hubiera desmontado a un árabe. Agarrado a las riendas, estaba un hombre que había saltado desde la cuneta y al mismo tiempo se alzaban ante él y en el camino un caballo y otro jinete en la oscuridad. ¡Afloja tu bolsa, canalla! dijo en voz de mando y con una blasfemia la segunda fantasma.

Así que, es menester que el que vee la mota en el ojo ajeno, vea la viga en el suyo, porque no se diga por él: "espantóse la muerta de la degollada", y vuestra merced sabe bien que más sabe el necio en su casa que el cuerdo en la ajena.

Espantóse la mujer y fuese cabizbaja y mal contenta, y el gobernador dijo al hombre: -Buen hombre, andad con Dios a vuestro lugar con vuestro dinero, y de aquí adelante, si no le queréis perder, procurad que no os venga en voluntad de yogar con nadie.

El espíritu turbado abandona el palenque de la duda, y se refugia en los hechos que han precedido inmediatamente a la situación terrible. Espantose de no haber previsto lo que le pasaba, y comparo la serenidad de la mañana con el apuro y desasosiego de la tarde. ¡Qué lástima haber vivido aquel día!... ¡Qué lejos estaba de que iba a cometer barbaridad tan grande!

Aconteciole al señor Ginés de Sepúlveda, cuando las suaves manos de doña Guiomar asieron las suyas y sus ojos se fijaron espantados en sus ojos, que creyó que de él se apoderaba el diablo; espantose muy mucho más que doña Guiomar, y aturdiose; y sin saber cómo, no encontrando otra cosa de que ampararse, amparose del mismo peligro que le espantaba; es decir, que se abrazó a doña Guiomar, y de tal manera, que no parecía sino náufrago que, llevado por las furiosas olas, con una tabla se encuentra y a ella se agarra.

Creían entonces en los duendes como se creía en los artículos de fe, y por creer en ellos doña Guiomar, imaginósela que, tal vez, no el hombre que amaba en carne y hueso era el que se la había aparecido en su retrete, sino una apariencia de él, tomada por algún duende maligno; y espantose y pareciola que detrás de cada tapicería se movía un duende travieso, y que las figuras de los lienzos que las paredes poblaban tomaban extrañas y espantables cataduras, y que de todos los ángulos de la sala surgían trasgos y fantasmas; y como tenía la imaginación muy viva, porque era andaluza, venida de las Indias, asustose de tal modo, que al familiar se asió como si hubiera creído que agarrándose a una parte de la Inquisición, por exígua y mezquina que fuese, a ella no se atreverían duendes, trasgos, ni espectros.

Y como aconteciese que Cervantes fuese volviendo en de aquel trastorno de sus sentidos, de lo a que él, si no hubiese estado celoso y perturbado, no hubiera llegado, espantose; porque conoció claro que no por haber empeñado él su honra, tomando la de ella, había menguado en un ápice su adoración por doña Guiomar, sino que antes bien, con la nueva dificultad había acrecido; y aquejábale hasta criar dentro de su pecho una rabiosa tormenta, el ver que la visita del familiar con la hermosa viuda continuaba, y que ella no volvía; y mientras esto ponía a Cervantes en una borrasca de confusiones, Florela atisbaba, demudada y pálida, porque a su señora amaba, oculta entre los jazmines, y proponíase todo relatarlo como ella lo había visto y oído a doña Guiomar, para que no fuese más tiempo burlada y engañada, y por la burla y el engaño se vengase.