United States or Romania ? Vote for the TOP Country of the Week !


La reacción del orgullo herido fué violentísima y poderosa. Entonces, corriendo en su coche por la calle de Alcalá abajo, Elisa juró guerra a muerte a doña Beatriz, la cual estaba muy ajena de que se alzaba contra ella tan temible enemiga.

Es que yo he escarmentado en cabeza ajena.... Mire usté que tengo una amiga, ¡ay, la infeliz las lágrimas que ella ha llorado, las palizas que la ha dado su padre y la estimación que ha perdido por un pícaro de esos que la engañó!... No, hijo, no: pobre nací, y no quiero ser señora á costa de tantos trabajos. Muy bien pensado. Pero, entretanto, usted no despide á su adorador.

Flotaban en su superficie las lunas de grasa, y entre las rebanaditas de pan impregnadas de suculento líquido, los menudillos de la gallina, las tiernas yemas de color de ámbar y los negruzcos hígados, que se deshacían al entrar en la boca. Todos comían con apetito, especialmente don Juan, que, a pesar de su sobriedad de avaro, era un tragón terrible al entrar en mesa ajena.

Por ejemplo, si hago un papel de juez, aunque esté delante de señoras o en casa ajena, no me quitaré el sombrero, porque en el teatro la justicia está dispensada de tener crianza; daré fuertes golpes en el tablado con mi bastón de borlas, pondré cara de caballo, como si los jueces no tuviesen entrañas... No se puede hacer más.

Con los dos me indigné, pareciéndome fanfarrones y por su mal término en hablar, infamando al que se deseaba honrar sin ajena costa ni perjuicio, y con el huésped cobré gran ira por su demasiado atrevimiento: debiérase contentar con lo que le habían dado, sin ser desvergonzado, poniéndose a la tabla con semejante desenvoltura.

Oyendo lo cual Merlín, dijo: -No ha de ser así, porque los azotes que ha de recebir el buen Sancho han de ser por su voluntad, y no por fuerza, y en el tiempo que él quisiere; que no se le pone término señalado; pero permítesele que si él quisiere redemir su vejación por la mitad de este vapulamiento, puede dejar que se los ajena mano, aunque sea algo pesada.

Tienen castigos de pena de la vida para y para sus hijos por varios delitos; uno de ellos es el de robar una mujer ajena; pena conmutable, entregando flechas y armas. Nombran sus jefes á los más ancianos.

Con dos renglones de secreta tinta hacen mas mal que la langosta fiera: hidra que tala cuanto el Mayo pinta. Son ya ministros de mayor esfera, y pretenden con brazo poderoso violar la paz que la razon venera. Andan á paso lento y perezoso, y quieren adquirir á costa ajena del santo honor el trono misterioso.

La devota no había hablado palabra: continuaba como distraída y ajena á todo aquello. Cuando sintió las manos de la que había sido, aunque por poco tiempo, su compañera y amiga, volvió hacia ella la cara cubierta de palidez, y expresando cierta atonía, la miró, y con voz tenue y como indiferente, dijo: "¿Yo?" Calló en seguida.

Nuestro S.^r guarde a V. m., de paris a primero de nouiembre 1603. De V. m. Ant. Perez. Monsieur Maridat, premier Segretaire de mons.^r le Conestable. A Fontainebleau. Esta carta es de mano ajena. Bibl. Nac. de París, Fr., 3.652, fol 150. Colección Morel Fatio, núm. Ex.^mo Sr.