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En ayudantes de obras públicas, capataces, recaudadores de contribuciones, empleados de Sanidad, vistas de Aduanas, inspectores de Consumo, jefes de Fomento, oficiales cuartos, séptimos y quincuagésimos de Gobiernos de provincia, el número era tal que ya no se podía contar. Invoquemos el texto divino: Crescite et multiplicamini, et replete aguas maris.

Está en la Modelo; fíjate bien, Isidro; ¡un hijo mío en la Modelo!... Yo, que soy su padre, podré parecer tosco y pasar por ignorante, pero allí donde he estado nadie ha tenido que decir de mi, y los jefes me citaban como modelo de honradez.

Entonces dispuso una expedicion á Costa-Firme donde, asi que llegó, fué reconocida su autoridad por Monágas y otros jefes de guerrillas, logrando aumentar sus tropas hasta unos mil hombres; y para hacer una invasion en la provincia de Carácas, toda vez que el general Morillo se encontraba en Nueva-Granada realizando su reconquista, guió para la costa de Ocumare, que abordó el 6 de Julio.

Las «soldaderas» hablaban de ella como de una gloria de su sexo, colocándola al nivel de los jefes más célebres de la revolución. Los hombres, por galantería instintiva, admiraban su hazañas, exagerándolas, como si nadie pudiese igualarlas. Todo el ejército repitió lo mismo al hablar de los esposos Martínez. «

De la educación intelectual, moral y física: vertida al castellano, con notas y observaciones, por Siro García del Mazo; segunda edición, corregida y aumentada en vista de la inglesa de 1884; 8.º, 3 pesetas. Obra muy recomendada a los padres, jefes de familia y a los maestros en general.

Un automóvil le llevó con sus acompañantes á la prisión de San Lázaro, á través de París silencioso y lóbrego. Sólo unos cuantos reverberos encapuchados cortaban con su luz macilenta la obscuridad de las calles. En la prisión se reunió con otros funcionarios de policía y muchos jefes y oficiales que representaban á la justicia militar.

Aunque Piar mostró su adhesion á semejante proyecto, la mayor parte de los jefes de division, asi como la oficialidad y la tropa, unánimes todos y conociendo los méritos de su verdadero jefe, manifestaron la firme resolucion de seguir á sus órdenes, y Bolívar reprobó pública y solemnemente la Asamblea de Cariaco.

En toda la comarca, de ordinario tan tranquila, que se extiende desde el Adour hasta la frontera de Navarra, vivaqueaban los numerosos cuerpos del magno ejército; por todas partes se veían las tiendas de jefes y soldados de Aquitania, gascones é ingleses.

Podían exigir el sacrificio de su vida, ¡pero ordenarles que marchasen día y noche, siempre huyendo del enemigo, cuando no se consideraban derrotados, cuando sentían gruñir en su interior la cólera feroz, madre del heroísmo!... Las miradas de desesperación buscaban al oficial inmediato, á los jefes, al mismo coronel. ¡No podían más!

A las doce comienzan a salir los peces gordos, los jefes de negociado, los banqueros, algunos propietarios; pero sólo después de las dos de la tarde podrá usted ver en la calle a los ministros, a los directores generales, a los títulos de Castilla, a los grandes literatos....