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Luego cosa es posible. Procurad, pues, conseguir el aplauso de todos, con la buena razon, Mentecatos, i no con el desacierto. Fingid con novedad i verosimilitud. Disponed con suspension i claridad. I desatad sin violencia que quando así alguna vez os corresponda el buen suceso, será bien raro; i este por lo menos, es el camino de acertar las más. Pero quan pocos le siguen.

Procurad darles en el cuello, si queréis que nos veamos libres de sus tremendas mandíbulas. Los cocodrilos llegaban, en efecto; pero no eran dos o tres, sino una verdadera banda; treinta, cuarenta o quizá más. ¿Cómo se habían reunido allí tantos saurios, cuando los náufragos no habían visto ni uno siquiera durante el día? ¿Venían de alguna gran charca o de algún lago que hubiera cerca del río?

13 Pero esperamos cielos nuevos y tierra nueva, según sus Promesas, en los cuales mora la justicia. 14 Por lo cual, oh amados, estando en esperanza de estas cosas, procurad con diligencia que seáis hallados de él sin mácula, y sin reprensión, en paz.

A lo que decís que os hacen otras vejaciones, procurad que vuestros hijos entren en oficios de república para que sujetándoles os podais vengar de ellos. Y no salgais de esta órden que os damos, porque por esperiencia vereis que de abatidos vendreis á ser tenidos en algo. Usuff, principe de los judíos de Constantinopla.» =La misma respuesta en otro estilo.=

7 Y procurad la paz de la ciudad a la cual os hice traspasar, y rogad por ella al SE

30 Porque todas estas cosas buscan los gentiles del mundo; que vuestro Padre sabe que necesitáis estas cosas. 31 Mas procurad el Reino de Dios, y todas estas cosas os serán añadidas. 32 No temáis, manada pequeña; porque al Padre ha placido daros el Reino.

¡Iré! dijo con resolución la de Lemos, después de un momento de silencio. Pues si habéis de ir, que sea al punto. , ; os agradezco en el alma lo que por hacéis, y voy á mandar que pongan una litera. Procurad que los mismos mozos que conduzcan la litera, no puedan conoceros. ¡Oh, por supuesto! Adiós, doña Juana; adiós, y hasta después. Id con Dios, doña Catalina.

Acabamos de fundar a Roma y ardemos en deseos de consolidar... Procurad comprender nuestra situación, y os apiadaréis de nosotros. ¿Acaso no os apiadaríais de vuestros maridos si, a lo mejor, se quedasen solos, sin mujeres? ¡Así estamos nosotros, señora! EL GRUESO ROMANO. ¡Completamente!

Pues bien dijo después de algunos segundos , voy á hacer más que aconsejaros: voy á vengaros. ¿A vengarme, señora? Voy á hacer que por lo menos destierren de la corte á don Rodrigo Calderón, y que levanten su destierro al conde de Lemos. Procurad lo primero y aun más si podéis dijo con vivacidad la condesa ; pero en cuanto al conde de Lemos, dejadle por allá: me encuentro muy bien sin él.

El vulgo admirador se sobrecoge por un especie de pavor sagrado; el liviano superficial sale haciendo asquillos, porque sus ojos no han visto mas que los materiales despojos de la humanidad; el ilustrado naturalista contempla absorto el prodigio de este fenómeno físico; y el sabio, que penetra el poder de las pasiones y la moralidad de las acciones humanas, esperimenta en su presencia un recogimiento respetuoso, que evocando los pensamientos mas serios, le hace esclamar en el silencio de su corazón; ¡Padres de familia! procurad con la educación, con vuestro ejemplo, con la persuasión y hasta con vuestra autoridad, precaver a vuestros hijos del trato e inclinaciones con aquellas personas, que vuestra prudencia no juzgue convenientes para unir con ellas la sangre, la fortuna y el nombre de vuestra alcurnia; pero si vuestro descuido, o la imperiosa voz de la naturaleza, en fuerza de irresistibles simpatías, han llegado a crear la necesidad de la unión de dos almas sensibles, respetad este inesplicable enajenamiento del amor, esta pasión que consume y alienta, que no se enciende mas que una vez en la vida, y que sacrificada con violencia, termina desastrosamente castigando la terquedad de los padres con dolorosos remordimientos, que les acompañan hasta las tristes sombras del sepulcro.