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Pero nuestro amor al duque no es menos grande. Debéis comprender nuestra ansiedad cuando, a pesar de nuestra tercera llamada, no ha acudido junto a nosotros. ELSA. ¿Cómo? ¡No ha acudido! EL CONDE. Me llenáis de asombro. ¿No está con vosotros el duque? ¿Dónde está entonces? Desde muy de mañana esperamos con los brazos abiertos al noble prometido de mi hija.

Desalentados los que acompañaban a Rodil y convencidos de la esterilidad de esfuerzos y sacrificios, se echaron a conspirar contra su jefe. Clara idea del estado de ánimo de los habitantes del castillo puede dar este pasquín: Como estuvimos estamos, como estamos estaremos, enemigos tenemos y amigos... los esperamos.

Sigue fiel a sus manías; nunca dice adonde va, y eso que, aunque me esté mal el decirlo, aquí se le traía con las mayores consideraciones. Doña Manuela se levantó al ver en una de las puertas a Nelet, que volvía de casa con la espuerta vacía. Buenas tardes. Aún tengo que hacer muchas compras. Adiós, Antonio; un beso, Teresa; y no olviden ustedes que esperamos a Andresito esta noche. Adiós, Juan.

Pero esperamos que llegaréis a amarnos como le amáis, y bien que yo no haya sido lo que un padre debiera ser para vos desde mucho tiempo, quiero hacer todo lo que pueda por vos hasta mi muerte, y dotaros como a mi hija única. Tendréis en mi mujer la mejor de las madres; es ésa una felicidad que no habéis conocido desde que estáis en edad de poder apreciarla.

13 Pero esperamos cielos nuevos y tierra nueva, según sus Promesas, en los cuales mora la justicia. 14 Por lo cual, oh amados, estando en esperanza de estas cosas, procurad con diligencia que seáis hallados de él sin mácula, y sin reprensión, en paz.

Dice el Sr. Clarence King, que por codicia, por la riqueza que de la Isla sacamos, y por lo que esperamos sacar, nos resistimos á que sea independiente y libre. A mi ver, nada hay más falso; y creo que de los dieciocho millones que hay de españoles, sólo no pensarán como yo mil ó dos mil á lo más.

Al volver no tomes el camino de abajo, a no ser que apremie el tiempo. ¡No la detengas al bajar la cuesta! A las seis te esperamos en el vado. En marcha. ¡Hop! ¡Adelante! Y chispearon las piedras, crujió ruidosamente la grava del camino y Federico se hundió en la oscuridad.

Un paredón maldito frente al hotel quita la vista del mar; esperamos pacientemente y sólo vemos el buque cuando está a punto de fondear... ¡No es el nuestro! Pasábamos el día entero en el muelle, presenciando un espectáculo que no cansa, produciendo la punzante impresión de los combates de toros.

Puse mi caballo junto al suyo y esperamos la aproximación del cortejo. Venían en primer término dos sirvientes a caballo, con negras libreas galoneadas de plata. Seguíanlos un coche fúnebre tirado por cuatro caballos, y en él un féretro cubierto con negros crespones. Detrás iba un jinete enlutado y sombrero en mano.

Mira, sin ir más lejos, Juan Durand a quien esperamos esta noche, es un ejemplo vivo del hombre del pueblo que sabe vencer; el porvenir es suyo. Ciertamente repuso María Teresa con viveza, pero debías agregar que el hombre del pueblo tiene que reunir a una inteligencia nativa, una suma de trabajo, de energía y de paciencia poco comunes, para llegar a una posición igual a la de Juan.